Historia del centenario tranquilo del escritor de la ética

Se van a cumplir cien años del nacimiento de Miguel Delibes. Y su recuerdo es una de las oportunidades de este 2020. Llegamos a Delibes, sólo unos meses después de que una adolescente fuera considerada por la revista Time el personaje del año en el mundo. Greta es la imagen de un mensaje en el que se nos recuerda la necesidad casi urgente de que cambiemos nuestra forma de vida.

En defensa de Greta escribió Muñoz Molina recordándonos algo llamado la "filantropía telescópica". Es telescópica mucha filantropía porque se fija en la salvación de las almas de los pobres de África, pero permanece ciega ante la pobreza que está delante de las narices, nada más salir a la calle en nuestra propia ciudad. Por ello, en defensa de Greta, nos recordaba Muñoz Molina la importancia de un ideal de sensatez y justicia. Sensatez y justicia sería una forma de destilar un comentario aproximado sobre lo que fue un hombre llamado Miguel Delibes.

Hubo quienes consideraron reaccionario el mensaje de sus novelas porque Delibes -ya entonces- reivindicaba la autenticidad de la vida rural, cuestionando una torpe idea de progreso. Cuando casi nadie lo verbalizaba, Delibes advertía de la consumación de un suicidio colectivo, si no se frenaba el desarrollo tal y como está concebido. Cuando casi nadie lo proponía, él planteaba la necesidad de retornar a la vida de los pueblos y a valores específicamente humanos.

El verdadero progresismo no estriba, decía Delibes, en un desarrollo ilimitado y competitivo. Ni en fabricar cada día más cosas o inventar necesidades que no tenemos. Delibes fue considerado reaccionario por la forma, por su tono de señor nacido en el año 20. Cuando en el fondo de lo que estaba advirtiendo es de un espolio insensato de la naturaleza y de la extinción de las especies.

Ya entonces, advertía Delibes de que hemos consumido en un siglo una riqueza que tardó 600 millones de años en formarse. ¿Les resultan familiares estos mensajes?