Historia de Ciudad de Dios
Dice el New York Times que en Brasil están sucediéndose peligrosas involuciones. Se alerta de un paso más hacia la deshumanización como política de Estado.
En Ciudad de Dios, si huyes, te atrapan…y si te quedas, te comen. Siempre ha sido así.
Aunque, en realidad, fue en la década de los 80 cuando bandas de narcotráfico comenzaron a convertir las favelas en territorios sin ley. Río fue un cruce de caminos entre los cárteles de Medellín de Colombia y los puertos europeos como destino del negocio. Fue entonces cuando comenzó a usarse la violencia institucional para reprimir la violencia callejera.
El símbolo del Batallón de Operaciones Especiales es un cráneo atravesado por una daga, adornado con dos armas cruzadas. Por eso a los blindados de la policía se los llama calaveras. Ya vienen las calaveras, se dice. Aunque últimamente también se habla de las calaveras voladoras. En la favela de Maré al norte de Río, durante este año 2019, en hasta ocho ocasiones han llovido balas del cielo, cayendo de forma indiscriminada, matando a gente inocente. En la capital de Brasil, ahora las redadas empiezan desde el cielo.
El gobernador de Río de Janeiro, se llama Wilson Witzel. Lleva en el cargo desde el pasado mes de enero. Durante toda su campaña,Witzel defendió que los policías tuvieran permiso para matar. Eso fue lo que prometió; aunque, fuera un compromiso claramente inconstitucional. Según el Instituto de Seguridad Pública de Brasil, agentes de las fuerzas del Estado son responsables del 29 por ciento de las 3048 muertes violentas registradas en los primeros meses de 2019.
Verano de 2019 en el hemisferio norte, medio mundo ha estado pendiente de un brasileño, uno llamado Neymar. Y en ese mismo verano, otro brasileño, uno apellidado Witzel, advertía que su gobierno podría lanzar misiles contra la favela Ciudad de Dios para matar narcotraficantes. En Ciudad de Dios viven 36.000 personas y no todas, ni siquiera la mayoría, se dedican al narco. Dice el New York Times que no hay futuro para un país que mata a sus niños camino del colegio.
Un colectivo humanitario llamado Redes da Maré está reuniendo cartas escritas por niños. Cartas desde el suelo mirando al cielo y temiendo que alguna de las balas que disparan los policías desde las calaveras voladoras les terminen matando. Redes da Maré ha juntado 1.500 cartas para pedir algo que ya viene en la ley: que los despliegues policiales sobre las favelas garanticen los derechos humanos. El año pasado, las intervenciones policiales en las favelas de Río, no transcurrían en los horarios de entrada o salida de las colegios. Pero, ni siquiera esa precaución se ha respetado durante este 2019. En el tejado de una escuela, la directora hizo pintar una frase en letras grandes y amarillas. La frase dice: "Escuela, no dispare".