Historia de Florence Nigthingale, la enfermera de mente matemática

Florence se educó en casa leyendo a los clásicos, y aprendiendo filosofía y lenguas modernas. Aunque, a Florence lo que más le interesaban eran las matemáticas y sus aplicaciones científicas. Siendo una jovencita, los Nightingale emprendieron un viaje por Europa, hacerlo era costumbre entre las familias adineradas con la intención de refinar los modales y conocimientos de las mujeres de la alta sociedad del siglo XIX. A Florence le interesaba registrar detalles sobre las poblaciones que visitaba, sobre sus hospitales o instituciones de caridad. Lo que no le incumbía, ni poco ni nada, era la vida pensada para una muchacha de su posición, la vida doméstica de la bien casada.

En 1844, Florence comunicó a sus padres lo que había considerado que era su vocación. Quería ser enfermera. Pero, sus padres se opusieron casi dramáticamente. Sus padres pensaban que aquel oficio resultaba completamente inadecuado para una mujer como su hija, para una mujer de su posición. Sin embargo, Florence consideraba insoportable lo que sus padres entendían que para ella era lo más conveniente. Tiempo después rechazó una propuesta de matrimonio.

"Sus padres se opusieron a que fuera enfermera, algo completamente inadecuado para una mujer de su posición"

Seis años después y ante la constatada disposición de Florence a hacer lo que quería, aunque fuese furtivamente…seis años después su padre le permitió trabajar como enfermera. Tal fue su capacidad y entrega que en 1853 fue nombrada superintendente de un hospital de mujeres en Londres. Aquel también fue el año en el que estalló la guerra de Crimea.

Crimea fue la última guerra antigua y la primera moderna. En aquella guerra empezaron a usarse armas mucho más mortíferas, como la artillería de sitio de gran calibre. Rusia y Occidente ya libraron una guerra en Crimea a mitad del siglo XIX. La verdadera razón de Occidente consistía en impedir que Rusia alcanzara una salida al Mediterráneo. Inglaterra y Francia mandaron a aquella península sus más potentes ejércitos. También fue la primera vez que aparecieron por el frente periodistas y enfermeras.

En la primavera de 1855, el gobierno británico envió una comisión sanitaria para investigar las condiciones del hospital de campaña en la guerra de Crimea, en aquel invierno se les habían muerto 4000 soldados. Y en la comitiva iba una mujer llamada Florence Nithingale. Fue ella quien descubrió que algún lumbreras había levantado el hospital militar sobre una cloaca. A los pacientes se les desinfectaba con agua contaminada.

Durante la guerra de Crimea, muchos soldados murieron por las infecciones de sus heridas. Hasta que una enfermera introdujo prácticas sanitarias que se emplean en nuestros días. Florence planteó limpiar de inmediato los focos contaminantes y mejorar la ventilación. La proporción de defunciones mejoró de inmediato. El asunto llegó a la prensa. Y al final de la guerra, Florence fue recibida en Londres como una heroína.

Pero ella se entretuvo poco en los elogios, aprovechó su influencia para promover un informe estadístico. Descubriendo que de las 18.000 muertes registradas en la guerra, la inmensa mayoría, 16.000 fueron muertes causadas no por las heridas del frente si no por enfermedades derivadas de la falta de higiene. Era prioritario tomar medidas. Así que ideó el diagrama de la rosa, para que todos pudieran comprender de un vistazo lo que la estadística hasta ese momento sólo describía con palabras. Ella fue de los primeros en comprender la fuerza de lo visual. Su trabajo durante las décadas siguientes fue decisivo en que la enfermería fuera tomada como una carrera respetable y resultara crucial en la mejora de los hospitales. Su perseverancia, su vocación, su compromiso sirvieron para salvar millones de vidas y para cambiar la forma de pensar de toda una época.

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