Historia de los glaciares
Los glaciares han perdido casi diez billones de toneladas de hielo en menos 50 años, diez billones con b de barbaridad. Es la cuantificación que han hecho científicos de la Universidad de Zúrich. Es un estudio que ha publicado la revista Nature.
El efecto menguante de los glaciares tiene una consecuencia física inmediata: es el aumento del nivel del mar, que en poco tiempo ha crecido en toda la magnitud planetaria en 27 milímetros. Esa cifra puede no parecer mucho, pero es una temeridad... relacionada con esos diez billones de toneladas de hielo que se han licuado.
Cada año se derrite en todo el mundo tres veces el hielo que cubre la cordillera de los Alpes. Lo que les estamos contando no es una descripción coyuntural, es una catástrofe en el presente y para el futuro. Son mediciones científicas con conclusiones pavorosas; pero, no olvidemos que los son sobre algo que ya sabíamos que estaba sucediendo. Es como si nos estuvieran avisando de que nos dirigimos a toda velocidad en un coche hacia un precipicio y -a pesar- del aviso, no levantáramos el pie del acelerador. Eso es lo que nos está pasando.
La pérdida de hielo no sólo se está registrando en los polos. La investigación en la que nos fijamos ha pormenorizado cómo se están desangrando el resto de los glaciares, que son un parte crucial en el ciclo del agua. Y ya saben que del ciclo del agua depende directamente la vida. Recuerden que los glaciares suponen más del 75 por ciento del agua dulce del planeta. Y esa proporción es la que se está derritiendo.
Las tasas actuales de pérdida de masa de los glaciares indican que podrían desaparecer casi por completo en algunas cadenas montañosas. Eso podría ocurrir ya durante este siglo. El estudio que publica Nature es importante porque ofrece información irrebatible sobre cuánto hielo ha perdido cada región glacial. Pero, no sólo eso: también detecta la velocidad a la que transcurre esa pérdida. La velocidad de retroceso ha aumentado drásticamente en los últimos 30 años.
Todavía no les conocen, nacerán dentro de algún tiempo pero por sus venas correrá su sangre, la misma sangre que tienen ustedes en las suyas. Son los descendientes, son los hijos de sus hijos, los hijos de sus nietos. Y el mundo que recibirán será un lugar mucho más incierto, bastante más peligroso del que recibimos nosotros. La desaparición de los glaciares comporta consecuencias: habrá menos agua para millones de personas, habrá menos energía hidroeléctrica, habrá menor disponibilidad para la agricultura. Pero, también habrá más catástrofes naturales. La desaparición de los glaciares traerá más muerte y más pobreza.
Nos estamos quedando sin tiempo para no tener que administrar la fatalidad. La degradación de los ecosistemas no tiene precedentes en la historia de la humanidad. Las evidencias son abrumadoras. Dan miedo. Nos estamos quedando sin los lugares formados por la nieve que cayó hace miles de años. Hay poco tiempo, pero la reacción todavía es posible.