Historia del gordo de Minnesota
Orson Welles llamaba "el grande" a Jackie Gleason. Jackie interpretó al personaje más magnético de 'El Buscavidas', aun formando parte del reparto Paul Newman.
Jackie fue el gordo de Minnesota, siendo como era él -en sí mismo- todo un personaje. Pero, resulta que ese personaje en El Buscavidas forma parte de lo más legendario que pueda rastrearse en la formidable historia de la cinematografía. El Buscavidas es una fábula moral sobre el sueño americano. La historia es tan buena y está tan bien contada que viendo esa película es posible hacer una inmersión en otra dimensión emocional. Con esa película de Bob Rossen es posible escabullirse de las inquietudes que nos merodean. Con el gordo de Minnesota podemos meternos dentro de un fornido paréntesis a donde no pueda acceder ni el miedo ni el virus.
Lo que se nos cuenta es la historia de un desafío.
Y ante el desafío, el gordo es un tipo que mantiene la dignidad. La mantiene pese al ambiente y pese a quienes le rodean. En el gordo puede percibirse el valor de la paciencia y la serenidad. Es uno de esos personajes que revierten una supuesta debilidad, la gordura, convirtiéndola en una fortaleza intimidante. Es tan fuerte su coherencia que el sobrepeso de el gordo es -sobre todo- una presencia física poderosa. Con su congruencia, el gordo logra que sus kilos de más sean quilates de elegancia en movimiento.
Si no la han visto, deberían remediarlo. Si ya la vieron, pueden volver a recrearse en una historia sobre la soledad, el dolor existencial y el equilibrio. Hay una historia oculta. Hay un trasfondo. Incluso podría decirse que en el Buscavidas hay varios trasfondos. Y uno de ellos está tras el personaje del gordo de Minnesota. El Gordo no necesita hablar mucho, ni moverse demasiado, ni siquiera estar mucho en el centro de la cámara para dejar un recuerdo irrepetible. Hay más carácter en uno de sus dedos que en los personajes de tanto protagonista del cine de Hollywood de los años 50.
Del señor Jackie Gleason, se dice que tenía uno de esos sentidos del humor invasivos pero necesarios. Creció entre Brooklyn y Queens, en la ciudad de Nueva York. La fama de Gleason en su tiempo procedía de la televisión. Gleason bailaba, hacía monólogos, interpretaba a personajes dándoles a cada uno su singularidad. En su presencia no existía el color gris.
Grabó discos. Se corrió juergas que nos harían palidecer y nos parecerían todavía más tremendas en esta época del confinamiento. Jackie Gleason fue un tipo capaz de contratar una magnífica orquesta para que sus músicos tocarán sólo para él durante una noche entera a la luz de la luna.
Poco de antes de que se muriera, en un gesto muy suyo, cuando le dijeron que el cáncer le estaba matando rápido, entonces, en aquel momento, pidió el alta y en silencio se refugió en su casa para aguardar allí al último de los instante. Para que nosotros no nos muramos ni de aburrimiento, 'El Buscavidas’ es una gran decisión con la que dar esquinazo tanto al virus como al miedo.