con javier cancho

Historia de los grupos de WhatsApp ya estaban infectados antes del virus

Desde Más de Uno nos sumamos a la siguiente petición. No miréis mal a la gente que compra chocolate o cervezas. Que la salud mental no se mantiene mojando galletas en la leche.

Javier Cancho

Madrid |

Los grupos de WhatsApp ya estaban llenos de infección antes de que llegase el coronavirus. Luego, en las redes sociales masivas…sí, hay, hay mucho cansino, mucho artillero de sofá, hay más insultos que argumentos. Es así. Lo sabemos, los asumimos, lo maldecimos aún habiéndolo asumido. Pero, también es verdad que en las redes sociales hay bastante ingenio.

Decía la Chica de la Curva que con dos carreras, un máster y tres idiomas, te quedas en casa mientras la muchacha que limpia tu escalera sigue siendo esencial. Menudo baño de humildad para algunos. Otros empiezan a verbalizar un problema que estamos teniendo casi todos: la duda es ¿a partir de la segunda semana de confinamiento, la OMS admitiría copa de vino como pieza de fruta? Es que llevamos quince días sin bares, eso es a esta generación de europeos lo que fue a la de sus abuelos los bombardeos de la Luftwaffe.

Lo que de verdad acojona es que abran el telediario con que en un hospital con cientos de enfermos en la UCI, a uno le han podido retirar el respirador.

El aplanamiento de la curva son los padres. Y lo que tienen que saber los padres preocupados por la educación de sus hijos es que de la cuarentena surgirán cosas buenas: casi seguro la generación gamer mejor preparada de la historia. Porque es histórico lo que estamos viviendo, en sólo dos meses el coronavirus ha espantado la contaminación y ha hundido AirBnB. Eso sí, a nuestros abuelos les tocó vivir una posguerra, a nosotros una cuarentena escuchando al Dúo Dinámico aunque no quieras.

Cuando en el tema este de resistiré dice me pongan contra la pared, a qué se refiere.

Es que con lo del sida -por lo menos- era por tener sexo, pero es que con este virus te puedes morir por tocar un timbre. De tanto lavarme las manos, en las palmas, me han aparecido unas chuletas que me hice para una examen de latín en el instituto.

Vivo con el miedo de que suene el teléfono fijo y sea Pérez Reverte. Me cuesta dormir, se me aparece la cara de la vecina de enfrente de mi madre. Es una señora, con mala leche y mala vista, que lleva 3 días llamando mala persona, sinvergüenza, irresponsable y no sé cuántas cosas más a la estatua de Woody Allen en Oviedo. Me dice mi madre que cuando se asoma al balcón y la ve, mis madre la dice: me alejo de verte. Es que es muy tremendo. Tenía que ser precisamente este año, este año que me había comprado una chaquetita de entretiempo preciosa.

No es por buscar culpables de todo esto que está pasando pero, ¿alguno habéis rechazado recientemente romero de una gitana? Perdonad por la pregunta. Perdonad. Es que me estoy volviendo loco sin ir al gym, con esta semana ya van 5 años. La aplicación que me cuenta los pasos me ha preguntado si me han secuestrado.

Aunque lo que más echo de menos no es caminar, es entrar a un bar y oler el aroma a café recién exprimido. Ya he hecho más abdominales este mes que el mes que viene. Como sigamos así, en tres meses nos quedamos sin rubias. Menuda mierda de mundo les vamos a dejar a las cucarachas.