Es la voz de Arnold Schwarzenegger explicando cómo una vez le preguntaron a Mohamed Ali cuántos abdominales hacía. Y él respondió…yo no cuento los abdominales. Yo sólo empiezo a contar cuando empieza a doler. Cuando empieza a doler, ahí es cuando empiezo a contar, por que ahí es cuando realmente cuenta. Eso es lo que te hace un campeón.
Mohamed Alí fue un campeón; pero, quien fue realmente Mohamed Alí.
Mohamed Alí fue protagonista de proezas atléticas legendarias; y además participó en procesos sociales y políticos relevantes del tiempo en el que vivió. De él se ha dicho que fue un gran hombre.
Y es indiscutible que fue un tipo muy carismático, alguien a quien puede considerársele especial. Pero, sucede -aunque lo olvidemos casi siempre-…ocurre que las personas extraordinarias no son formidables en todo lo que hacen. Mohamed Alí logró desprenderse del yugo de la mafia que controlaba el deporte que él practicaba. Mohamed Alí dio ejemplo de coraje manejando un discurso que fluctuaba entre el mensaje poético, la invectiva política y un conocimiento instintivo de los resortes de la comunicación. Y con todo ese poderío fue dando pasos insólitos.
Para la mayoría fue emblemática, por ejemplo, su negativa a acudir a la guerra de Vietnam. Sin embargo, aquella posición no fue -como alegó Alí-…no fue la determinación del objetor de conciencia ante la violencia más salvaje. Porque él mismo admitió que sí habría ido a la guerra si se lo hubiera pedido Alá. Había -por tanto- en su decisión una motivación más religiosa que pacifista. Y sin embargo, aquel instante pasó a la historia como un momento emblemático contra la industria de la guerra.
Mohamed Alí se fue de este mundo en un hospital de Phoenix. Se
murió como lo están haciendo miles de personas en el mundo en este momento. Falleció por problemas respiratorios. Antes, en los últimos años de su vida, Mohamed Ali dijo que los verdaderos héroes estaban en los hospitales. Los héroes verdaderos -dijo- son todos aquellos que tratan de hacer más llevadera la vida cuando más difícil resulta de llevar.
Es posible que el tiempo que estamos viviendo nos deje enseñanzas que tal vez, esta vez, no olvidemos tan rápido.
Ya sucedió que las ciencias fueron la gloria de la Ilustración. Por
entonces, la buena consideración la tenían los ilustrados. Durante los años posteriores encontramos muchos ejemplos, uno de ellos es el de Artur Conan Doyle, el padre de Sherlock Holmes. Para el escritor uno de los héroes de su infancia fue un tipo llamado Oliver Wendell Holmes, un señor que fue médico y filósofo, conocido por su fabulosa capacidad de observación.
Cuenta David Bowie en esta canción que desearía que pudieras
nadar como los delfines, como nadan los delfines. Podemos ser héroes sólo por un día, dice. Y llegará el día en que quienes están buscando denodadamente la vacuna contra el virus…llegará el día en el que la encuentren y ellos, quienes sean, los científicos, serán héroes por un día. Para que después, el resto de los días vuelvan a ser héroes los de siempre.
