CON JAVIER CANCHO

Historia de un desconocimiento

Estamos a dos horas en avión de Alemania. No parece mucho en los tiempos que corren; y, sin embargo, qué sabemos de los alemanes. Estamos europeamente unidos al corazón del continente, pero qué sabemos de ellos. Ahora, preguntémonos que sabemos de los estadounidenses. La respuesta podría ser que lo sabemos todo. Porque hemos mamado su cultura, nuestro audiovisual materno procede directamente de las tetas del Tío Sam. La distancia entre ellos y nosotros son más de nueve horas en avión y menos que nada en nuestras pantallas.

Javier Cancho

Madrid | 19.12.2019 11:13

Esa realidad supone que nos hayamos perdido detalles interesantes de la cultura europea. Por ejemplo, son pocos los españoles que saben quién es un alemán llamado Vicco von Bülow, un tipo más conocido como Loriot. Vicco von Bülow eligió Loriot, un nombre francés que significa oropéndola. Loriot contraponía la actitud cortés de sus protagonistas con el caos o el ridículo de las situaciones en las que están inmersos.

Loriot se reía de la rigidez de la sociedad occidental. Son célebres en Alemania sus escenas entre él y ella, entre esposa y esposo enfrentándose a un combate absurdo de magnitudes matrimoniales.

El otro día en La Cultureta, aquí en Más de Uno, se preguntaba Guillermo Altares cómo es posible que se parezcan tanto una pintura aparecida en Indonesia en el 43.000 antes de Cristo y otra descubierta en Cantabria en el 20.000 antes de Cristo.

Y casi la misma admiración causa el paralelismo que se aprecia entre el humor del alemán Loriot y el del español Forges. Dos fenómenos de la caricatura viviendo años paralelos, sin Internet donde mirarse, y con sensibilidades humorísticas tan parecidas.

Cómo es posible que Forges y Loriot se parezcan tanto siendo España y Alemania dos países que durante tanto tiempo se han visto básicamente con la mirada de los prejuicios. En España tenemos la sensación de que son cuadriculados y sin sentido del humor. En la campaña publicitaria de Campofrío, de 2013, Chus Lambreabe advertía a Enrique san Francisco después de que el cómico dijera que iba a hacerse alemán.

Y qué me dicen de lo que piensan los alemanes de nosotros. Acudiendo a la visión estereotipada, encontramos que los alemanes llaman Maloorca a Mallorca. Para unos cuantos alemanes su visión de España se reduce a las islas, del resto no contestan porque no saben. Si un alemán conoce a uno de Ciudad Real es posible que piense que es de Villarreal, por el fútbol. También piensan que estamos escuchando flamenco a todas horas y en lo nuestro con la siesta, y en que somos los de las tapas y los de la sangría.

Para un alemán genérico el norte de España directamente no existe. Pero, no nos pongamos ufanos. Para los propios españoles el mismo Teruel tampoco existe. A quien sí conocen los alemanes es a Tarzán.

Los alemanes conocen a Puyol mientras que los españoles, gracias a Luis Aragonés conocemos bien a alguien llamado Bastian Schweinsteiger, el rubio. La moraleja del capítulo de hoy es que si les gusta Forges,

investiguen a Loriot.