CON JAVIER CANCHO

Historia de Neft Dashlari

Historia de un pulpo metálico en medio del mar.

Javier Cancho

Madrid | (Publicado 25.07.2019 11:45 )

En la antigüedad, en las costas del Mar Caspio, el petróleo emergía a la superficie -por sí mismo- generando vistosas hogueras de fuego líquido. Ese líquido inflamable y volátil fue el tipo de fuego utilizado en Bizancio para resistir los asedios árabes sobre Constantinopla. Y fue de ahí, de ese pasaje de la de la historia, de donde George RR Martin sacó la idea para el fuego valyrio de Juego de Tronos.

Se dice que en el Cáucaso, el atardecer tiene un color todavía más crepuscular. El lugar en el que hoy queremos fijarnos está en Azerbaiyán. En Azerbaiyán, en 1941, se producía el 75% de todo el petróleo de la Unión Soviética.

Por eso, durante la Segunda Guerra Mundial el Tercer Reich intentó apoderarse de la ciudad de Bakú y de la península de Absheron. Pero, el despliegue de la Wehrmacht resultó infructuoso para las aspiraciones de Hitler. Los soviéticos resistieron.

Una vez acabado el conflicto, el Kremlin decidió explorar profundamente la región petrolífera del Caspio. Fue así como se iniciaron perforaciones sistemáticas. Cuando encontraron lo que estaban buscando montaron la primera plataforma petrolífera sobre el mar. Y Neft Dashlari llegó a ser una ciudad, una ciudad insólita, con un sistema plataformas construidas sobre la base de barcos hundidos. Alguien lo describió como un gran pulpo de metal en medio del mar. A mediados de los 70, en pleno apogeo, en la ciudad de Neft Dashlari había dos mil plataformas petroleras que estaban unidas por 300 kilómetros de caminos. Y allí vivían cerca de 5000 personas. Había una planta potabilizadora de agua. Había panaderías, campos de fútbol, teatro, cine…y todo construido sobre el mar. Aquella urbe flotante llegó a ser utilizada como plató cinematográfico en una peli de James Bond.

El mundo nunca es suficiente, es el título de aquella película. Y resulta el más nombre adecuado para describir un lugar tan inverosímil construido con la única intención de obtener más petróleo. La caída del mundo de Berlín significó también el principio del fin de Netf Dashlari que hoy es la representación misma de la decrepitud arquitectónica.

De los 300 kilómetros de caminos entre islotes artificiales y plataformas petrolíferas...de los 300 kilómetros que hubo, hoy sólo son transitables 45. Muchos edificios fueron engullidos por el mar. Hoy, con una producción de petróleo escasa y menguante...la ciudad flotante sigue en pie, como si fuera una versión marítima de Mad Max. Decadente resulta insuficiente para describir ese lugar que continúa activo porque costaría mucho más desmontarlo de lo que cuesta mantenerlo en funcionamiento. El criterio económico que resolvió su construcción es el que sostiene sobre el mar una mole inmensa de metales oxida