CON JAVIER CANCHO

Historia del río Santiago

Durante 30 millones de años los ríos han sido eternos en el planeta Tierra.

Javier Cancho

Madrid | 08.01.2020 11:27

Es posible que los ríos sean la parte más dinámica de la naturaleza siendo también la más metafísica. El río es río al mismo tiempo en espacios distintos a kilómetros de distancia. El río está en muchos espacios al mismo tiempo siendo el mismo río. Llega a estar en el mismo instante en dos países diferentes. El río existe y persiste en el presente. Son más poderosos que las rocas: precisamente por su perseverancia. El río es la vida, siendo más silencioso cuanto más grande sea. Los ríos están hechos de tiempo y agua.

Los ríos son la historia del mundo, así fue desde siempre. Sin embargo, algo ha cambiado últimamente. Ahora, los ríos están hechos de tiempo, de agua; pero también de mierda. Últimamente esa está siendo nuestra historia. Son muchos lugares en el mundo donde ahora mismo, en este preciso instante, los ríos son alcantarillas que van a dar a la mar, que es el morir. Eso es lo que está pasando. Y es a eso que está ocurriendo a lo que estamos dándole la espalda.

Ahora, el río Santiago de Mexico es un Chernóbil a cámara lenta. Así describe el New York Times la situación de una de las cloacas en movimiento más extensas de todo el orbe. Lo del río Santiago es lo más parecido a la laguna estigia que alguna vez existiera. Ese río es una ciénaga, alcanzando todo lo que tiene cerca: los campos de cultivo, el agua que sale del grifo, el aire que se respira, el horizonte que se evita mirar. Aquel río es la peste del siglo XXI, oliendo a desperdicios industriales, oliendo a desagüe eterno. Ese río es una catástrofe en movimiento, donde lo único quepermanece desde hace lustros es éso: un olor penetrante, hediondo, insoportable. Es un río y la elocuencia de una catástrofe vomitada durante

años con daños terribles. Pero, ese río es, además, la definición del momento que estamos viviendo.

El río es una hecatombe tóxica, gota a gota. A lo largo de susorillas la gente se muere antes de tiempo. Desde el mismo Departamento de Recursos Naturales del gobierno de México describen río Santiago como el infierno. Y es un ejemplo del fracaso de esas políticas medioambientales con más cosmética que determinación, ese río es el resultado de vacíos legales que se han convertido en agujeros negros sin fondo, de tanta densidad química. El río Santiago, que cruza el estado de Jalisco, es señalado por Naciones Unidas como la vía navegable más contaminada de Centroamérica.

En aquel río y en muchos ríos del mundo y en unos cuantos ríos de España, hay cantidades lícitas de contaminación, consentidas, autorizadas. Pero, en el río Santiago las fábricas sólo tienen la obligación de registrar lo que vierten y encargarse de su tratamiento. Sin demasiados controles. Es una entrega de confianza que los funcionarios del gobierno méxicano reconocen que no funciona. Las multas que se imponen son tan ridículas que sale más barato pagarlas que costear adecuados sistemas de tratamiento y producción. El New York Times ha publicado documentos donde se demuestra que la empresa estadounidense Celanese Corporation, con sede en Texas, desaguó con alevosía en Jalisco, México, cantidades

ilícitas de desechos químicos, incluyendo casi 500 kilos de ácido clorhídrico, que es un compuesto corrosivo. La multa que se impuso a la multinacional sólo fue de 4300 dólares. Hay demasiados lugares en el mundo donde la legislación se aprobó para normalizar actividades contaminantes y darles categoría de legalidad.