Hace 250 millones de años, mucho antes de que evolucionaran los dinosaurios o los mamíferos, hubo un depredador terrestre. Era el Dinogorgon. Cazaba en las llanuras aluviales de Sudáfrica.
En menos de un millón de años, el Dinogorgon desapareció en la mayor extinción masiva de la historia. Murieron nueve de cada diez especies de animales y plantas de todas las que existían.
Hace 250 millones de años, algo mató casi todo lo que se movía en el planeta. La extinción fue aún mayor en las profundidades oceánicas. Menos del 5 por ciento de las especies submarinas sobrevivieron. Arriba, también claudicó lo que no se movía: casi todos los árboles sucumbieron de golpe.
Si alguno de ustedes tiene tiempo, dinero y curiosidad para saber cómo quedó el planeta, tienen la opción de hacer lo que casi sería un viaje en el tiempo. Hoy, existe un lugar llamado el Triángulo Negro. Es el paraje donde imaginar cómo quedó el mundo después de la extinción del Pérmico.
El Triángulo Negro está al norte de la República Checa, a pocos kilómetros de las fronteras de Alemania y Polonia. La comarca recibió ese nombre por el carbón quemado en las centrales eléctricas de la zona.
Décadas de lluvia ácida generada por las emisiones de las centrales eléctricas devastaron los ecosistemas de la región. Lo que allí se ve es como si estuviéramos viendo el día después del Apocalipsis.
No canta ningún pájaro, no zumban lo insectos. El único sonido es del viento a través de las malas hierbas tolerantes al ácido. Es posible que la extinción del Pérmico fuera causada por lluvia ácida después de una liberación masiva de gases volcánicos. Pero, sólo es una posibilidad.
Los volcanes están entre los sospechosos. En la matanza más descomunal de todos los tiempos, de momento, no hay pruebas suficientes para incriminar a nadie. También podría haber sido un enorme asteroide como el que después acabaría con los dinosaurios. Otras hipótesis sostiene que el asesino salió del mar. Pudo ser un cataclismo muy gordo en los
equilibrios oceánicos.
Antes de la gran extinción, vivió la primera gran dinastía de vertebrados terrestres de la Tierra. Eran los sinápsidos. Había bichos que parecían un cruce entre perros y lagartos.
La gran extinción sucedió en tan solo 100.000 años. Puede parecer mucho, pero no es nada. En la escala geológica de tiempo fue más rápido lo que tarda en transcurrir un parpadeo.
La extinción del Pérmico no es un caso cerrado. En ocasiones, la verdad es desordenada. Aunque, quizá, pueda tomarse por cierto que si la vida sobrevivió a la extinción del Pérmico, probablemente pueda sobrevivir a cualquier cosa. Incluso al ser humano.