Es el testimonio de Óscar Camps, de la organización humanitaria Open Arms. Describe uno de los episodios vividos en 2017, que fue un año terrible en el Mediterráneo. Sólo en esos doce meses, 3.139 personas murieron o desaparecieron en alta mar,tratando de cruzar ese mar que fue testigo de la evolución de tantas civilizaciones.
Ese año 2017, fue el resorte definitivo del proyecto Aita Mari. Fue cuando un grupo de voluntarios se planteó que era incívico dejar que miles de personas se ahogasen en el abandono más absoluto. Fue así como un atunero se reconvirtió en un barco de salvamento.
El comienzo fue como navegar a contracorriente. Hubo un conflicto con el actual de Gobierno de España. El ejecutivo no facilitaba lo que se llama el despacho. No había permiso para rescatar en alta mar.
Esta es la voz de Íñigo, una de las voluntades anónimas que hacen posibles los viajes del Aita Maripara estar donde los gobiernos no quieren mirar.
En el Mediterráneo, la política de fronteras de la Unión Europea propicia que el mar también sea un muro
Un presidente tan cuestionado como Trump levantó un muro en la frontera sur de Estados Unidos. En el Mediterráneo, la política de fronteras de la Unión Europea propicia que el mar también sea un muro. Un inmenso muro de agua.
Sólo tenían un barco atunero. Pero, también determinación. A bordo del Aita Mari llevan el poder de la determinación. Con una idea sencilla: consiste en no dejar morir a los desesperados.
Uno de los rescatados del Aita Mari se llama Samir. Sólo pudo ir al colegio hasta los 7 años. Al Shabab, un grupo relacionado con Al Qaeda, mató al padre y al hermano de Samir. De Somalia cruzó a Kenia, Uganda, Sudán del Sur, Sudán y Libia. En Libia fue encarcelado y torturado. Después casi muere cruzando el Mediterráneo.
Mondi, también fue rescatado en el Aita Mari y también estuvo en manos de las mafias libias. Mondi es nigeriano. En Nigeria, los fundamentalistas de Boko Haram mataron a sus dos hermanos y a sus padres.
Las suyas son solo algunas de las peripecias vitales que nunca hubiéramos conocidos sin estos rescates. El último del Aita Mari fue la semana pasada. Desembarcó en Sicilia a 105 personas en aguas de Malta. En el Mediterráneo se dice que el mar no es un lugar donde uno pueda sentarse.