CON JAVIER CANCHO

#HistoriaD: El método Zadig

En Historia de la medicina, Javier Cancho nos habla de doctores que fueron maestros de la intuición, la sagacidad y el conocimiento.

Javier Cancho

Madrid |

Historia de los buenos viejos tiempos. Sir William Osler fue un médico legendario que solía hacer una recomendación a sus pupilos. Vivid una vida sencilla, para que dediquéis todas vuestras fuerzas a la profesión. La medicina no estará satisfecha con menos. Osler observaba la profundidad de los detalles.

Defendió el examen post mortem como la clave para comprobar la verdad del diagnóstico. Osler pedía a los médicos tres actitudes: humildad, humor y humanidad. Sólo así -decía- se llega a la sencillez.

Todavía estaba oscuro fuera de la ventana de nuestro dormitorio cuando sonó el teléfono. Las llamadas antes del amanecer siempre eran malas noticias. El doctor Reilly cuenta que en su casa se recibieron muchas.

Esta es la voz del doctor Brendan Reilly, un internista a la antigua usanza, una especie de médico al borde mismo de la extinción. Antes había médicos omniscientes. Eran los que vivían cerca, visitaban las casas y estaban disponibles para atender a los pacientes en cualquier momento. Eran médicos obligados a conocer las numerosas especialidades de la medicina interna. Ya no quedan médicos de aquellos.

Voltaire escribió el libro del destino sobre un filósofo de la antigua Babilonia llamado Zadig. Un día, mientras Zadig estaba sentado junto a un arroyo, un sirviente del rey que buscaba un perro cortesano le preguntó si lo había visto. Zadig le repreguntó: "¿quieres decir una perra y no un perro?". ¿Es una perra pequeña que tuvo cachorros recientemente? ¿Tiene orejas largas y está coja de una pata?”

Sí…respondió a todo el emisario, con cara de entusiasmo. Dónde la viste. No la he visto, respondió Zadig. Incrédulo, el emisario le dijo ¿Cómo puedes saber tanto sobre ella si no la has visto? No intentes engañarme.

Zadig se explicó: vi huellas de un animal pequeño en la arena y pensé que debía ser un perro. Pero, había rayas entre las huellas de las patas. Probablemente fue por las tetas, era una perra recién parida. Pero, además, entre las huellas de las patas delanteras, había otras impresiones en la arena: debían haber sido hechas por orejas largas y colgantes. Finalmente, la huella de una de la pezuñas era más tenue. Eso me dio idea de que el animal está ligeramente cojo.

Ese discernimiento profundo y sutil, basado en los magistrales poderes de la observación y el razonamiento, ha llegado a ser conocido como el método Zadig. Era el método de Sherlock Holmes. Conan Doyle pensó que su profesor de la facultad de medicina, el doctor Bell tenía poderes de observación y deducción con los que podría resolvería cualquier enigma, del tipo que fuera. En las sesenta historias de Sherlock hay referencias a 68 enfermedades, a 38 médicos, a 22 fármacos y a seis hospitales.

El doctor Osler decía: utilicen sus sentidos... aprendan a ver, a oír, a sentir, aprendan a oler. Osler preguntaba a sus pupilos ¿qué es lo más difícil de todo? Y respondía: lo que te parece más fácil, ver con tus propios ojos lo que tienes delante.