Empezó fatal el año 30. El 1 de enero, 80 niños morían en el incendio de un cine en Escocia. En aquel año, de hace 90 años, un terremoto sacudía el sur de Italia sepultando a milquinientos napolitanos. También fue el tiempo en el que Marlene Dietrich interpretó 'El ángel azul’.
Se estrenaba el clásico de Josef von Sternberg, mientras Stalin culminaba su control tiránico de la revolución rusa, casi al mismo tiempo que el poeta Vladimir Maiakovski se pegaba un tiro en el pecho y que los británicos metían en la cárcel a Mahatma Gandhi, el hombre que advirtió de que todos acabaremos ciegos si nos entregamos al ojo por ojo. Muchas miradas se reunieron en el Teatro Metropolitano de Madrid para presenciar la actuación de la cantante, bailarina y espía Josephine Baker. En el año 30, mirando el cielo azul, fue cuando se descubrió Plutón. Fue cuando en Estados Unidos se bailaba el boogie-woogie.
El año 30 fue la continuación del cataclismo de la bolsa de Nueva York. La euforia de los felices años 20 había sido desguazada. Por el despeñadero de la gran depresión cayeron varios presidentes latinoamericanos que fueron reemplazados por generales. Pasó en Argentina, sucedió en Bolivia y en Perú. Pasó con Trujillo en la República Dominicana. En Uruguay no hubo golpe de Estado, en Uruguay estaban centrados en el primer Campeonato Mundial de Fútbol.
Doce naciones llegaron al puerto de Montevideo. Toda Europa estaba invitada, pero sólo cuatro selecciones del viejo continente atravesaron el océano. Uruguay quedaba muy lejos de todo decían en Europa y el pasaje salía caro. Uruguay estrenó el estadio del Centenario. Escribió Galeano en ‘El fútbol a sol y sombra’ que en las tribunas de El Centenario no cabía un alfiler cuando Uruguay le ganó a Argentina la final del primer campeonato del mundo. Gardel había cantado antes del partido para los argentinos.
Un partido fascista
En el 34 volvió a haber mundial. Fue el año del primer desodorante industrial de la Historia. Fue cuando la policía de Louisiana acribilló a balazos a Bonnie and Clyde. En Alemania, Hitler ya era el Fihrer del Tercer Reich y promulgaba la ley en defensa de la raza aria, mientras Mussolini inauguraba, en Italia, el segundo Campeonato Mundial de Fútbol. Los carteles del campeonato mostraban un hércules que hacía el saludo fascista con una pelota a sus pies.
El Mundial del 34 -en Roma- fue, para il Duce, una gran operación de propaganda. Las tribunas estaban repletas de camisas negras. Todo parecía concebido para que ganara Italia. Pero, estuvo a punto de suceder lo imprevisto. Los españoles habían derrotado a Brasil. Llegaron a cuartos de final jugando mejor que nadie. Y ante Italia sostuvieron el que fue el partido más largo de la historia de los mundiales. Duró 210 minutos. Terminó al día siguiente. Con el árbitro mirando hacia donde Mussolini levantaba la palma de la mano. Los italianos lesionaros a los dos mejores jugadores del torneo. Los dos eran españoles. El delantero Lángara y el portero Zamora. Ricardo, aquel que hipnotizaba en el área, acabó condos costillas. Al final, ganaron los italianos. Ganaron sólo después de que a los españoles les anularon dos goles sin que la Historia haya encontrado un motivo que no fuera político.