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Historia de cuando el error está en el nombre

Los publicistas de la compañía Nissan eligieron el color verde para presentar el nuevo modelo de la marca. Era el Nissan Moco, un cuatro puertas que se estuvo produciendo entre 2001 y 2016. Su eslogan de venta en Japón decía: el moco lo puedes guardar en cualquier sitio. El Nissan Moco no llegó a España, ni siquiera con el nombre cambiado.

Javier Cancho

Madrid | 19.05.2020 11:12

Sucede que, en ocasiones, el error está ahí: en el nombre. Una compañía llamada Telco, una multinacional del automóvil en la India, había llamado a uno de sus modelos Zica.

Los creativos de la marca le habían puesto al coche ese nombre, Zica, porque sonaba moderno, concreto, dinámico. Así sonaba, así, así… hasta que un virus que había sido descubierto años atrás, en 1947, tuvo una propagación masiva e inesperada en 2016. El Zika es un virus transmitido principalmente por mosquitos. La infección con ese virus durante el embarazo causa microcefalia y otras malformaciones congénitas. Así que los directivos de Telco tuvieron que cambiar el nombre de su coche.

Puede que les parezca imposible pero existe un coche llamado Lamborghini Reventón. Es un superdeportivo con un precio que superaba el millón de euros. Sólo se construyeron 20 unidades. Tuvieron la ocurrencia de ponerle ese nombre, Lamborghini Reventón, en honor a un toro, el toro que mató al torero Félix Guzmán. Más conocido es el caso del siguiente modelo: el Mitsubishi Pajero. Pajero, escrito con jota.

Aquí en España, ya saben, tuvieron que renombrarlo como Mitsubishi Montero. Y darlo todo en un anuncio para que se hablase no de la paja si no del monte.

La marca británica Rolls-Royce buscaba introducir uno de sus modelos en Alemania, concretamente el Silver Mist (el Neblina Plateada). Sin embargo, alguien en Rolls-Royce se percató de que mist significa estiércol en alemán, significa mierda. Así que decidieron que no podía ser: resolviendo que readaptarían el nombre para alejarse del estiércol pero sin apartarse del modelo primigenio optándose por Mist-Stick. La propuesta la hizo alguien que sabía algo de alemán sin saber que la traducción germana de ese término es bastón de mierda. Afortunadamente para la compañía británica todos los procesos suponen la necesidad de que el tiempo transcurra dando margen a que alguien en algún momento se percate del desatino. Y alguien se percató de que bastón de estiércol era peor todavía que estiércol a secas. De modo que al final se optó por la opción de Silver Shadow (sombra plateada). Hasta la fecha, el Silver Shadow es el coche con mayor volumen de producción de todos los que Rolls-Royce ha creado.

Han oído ustedes hablar del Ford Corrida. Se creó como prototipo en la década de los 70. Fue un modelo con diseño deportivo y nombre ambivalente. El Lancia Marica no daba margen para muchas interpretaciones, tampoco parece que fuera un acierto terminológico. Es más bien una prueba de que por mucha pasta que se haya invertido en I+D si el nombre es un error el fracaso será un horror. Los que ponen nombres a los coches deberían aprender de los que ponen nombres a las operaciones policiales. Respecto a los nombres de quienes no son objetos, escribió Saramago en el 'Ensayo sobre la ceguera' que "dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos".