Historia de patentes, como el rollo de papel higiénico
Decía Thomas Edison que el único invento que sació su hambre -como inventor- fue la empanada de atún.
Este es el sonido del telégrafo, patentado hace exactamente 180 años por Samuel Morse. Un tipo más conocido aquí en España como Morse.
Año 1891. Un tipo llamado Seth Wheeler se presenta en la oficina de patentes de los Estados Unidos y registra su invento: el rollo de papel higiénico. Era el expediente número 459.516. Hace dos años en Estados Unidos se tramitó la patente número 10.000.000 desde que el sistema fue creado hace más de dos centurias. Pero, fijémonos en el caso Wheeler: el inventor del rollo de papel higiénico tardó 20 años en patentarlo. En su época no había urgencia en dejar por escrito a quién se le había ocurrido la idea. Y aunque es posible que no muchos se hayan planteado que eso que tenemos en el aseo es todo un invento, sucede que en esta fecha de junio del año 2020, en esta fecha, a estas alturas de la postmodernidad, el 75% de la población del mundo no puede usar todavía el papel higiénico.
Mientras que el otro 25%, la cuarta parte, no sabríamos qué hacer si no estuviera ahí cada día. Piensen en cómo sería para ustedes un día entero sin papel higiénico. Cada día se producen 83 millones de rollos de papel higiénico. Cada día, 83 millones para la cuarta parte.
Otro inventor, puede que el más célebre de todos, es a quien mencionaba Alsina al inicio del capítulo: Thomas Alva Edison nació en un lugar llamado Milán que está en Ohio. En la escuela, al pequeño Edison, le consideraron un alumno poco productivo que avanzaba con retraso. A su madre le pareció que los retrasados eran quienes dirigían la escuela: así que decidió educarlo en casa. Mientras, su padre procuraba incentivarle dándole diez centavos cada vez que se leía un libro por sí mismo. Con 12 años le pusieron a trabajar vendiendo diarios en el tren matutino que iba a Detroit.
Lo mismo vendía periódicos como verduras, mantequilla, moras o lo que pudiera ser ofrecido recorriendo aquellos primeros vagones del ferrocarril. En Detroit, el tren hacía una parada de seis horas, que Edison aprovechaba para meterse en una biblioteca que estaba al lado de la estación. Y un día, en la estación salvó a un niño pequeño de ser arrollado por el tren. El padre de la criatura -que presenció cómo Edison se jugó la vida para salvar a su hijo-…el padre quedó tan agradecido que le dio un trabajo mejor remunerado: un trabajo en el telégrafo. Y fue el telégrafo lo que cambió definitivamente la vida y las inquietudes de quien terminaría siendo el mayor firmante de patentes que jamás haya existido. Habiendo inventando nada más y nada menos que la bombilla.
Decía Edison que nuestro problema es renunciar. La forma más segura de conseguirlo es intentarlo una vez más. Edison fue unos los primeros tipos de la historia en prestarle atención al asunto de las posibilidades, a la cuestión de los porcentajes. Edison solía contar que el cinco por ciento de la gente piensa; el diez por ciento de la gente piensa que piensa; y el otro el ochenta y cinco por ciento prefería morir antes que ponerse a pensar.
Thomas Edison se presentó ante el presidente de una gran empresa para intentar venderle uno de sus primeros inventos: un tableroeléctrico de cotizaciones de bolsa. Llegado el momento de fijar el precio, Edison dudaba si pedir tres mil dólares o arriesgarse y pedir cinco mil. Ante la duda, pensó que podía ser mejor idea emplazar directamente a aquel hombre de negocios a que le hiciera una oferta. El ejecutivo lo consideró un instante y le dijo: ¿Qué le parecen cuarenta mil dólares?