CON JAVIER CANCHO

Historia de cómo pensar fuera de la caja

Al comienzo de la Primera Guerra Mundial el uniforme de los soldados británicos incluía una gorra de tela. A medida que la guerra avanzaba, el Alto Mando se alarmó por la gran proporción de heridos en la cabeza. Decidieron -entonces- reemplazar la gorra por un casco metálico. Sin embargo, el número de heridos en la cabeza aumentó. Y al principio, se preguntaron por qué.

Javier Cancho

Madrid | 29.04.2020 11:11

Qué hay debajo de las piedras. En ocasiones, debajo de las piedras… hay ideas. Pero para encontrarlas hay que mover esas piedras. Hay que moverlas con la mente. Y, para mover piedras con la mente hay que cuestionárselo todo. Si buscamos resultados distintos convendría no pensar siempre de la misma manera. No es fácil. No lo es. De hecho, ese esfuerzo -al principio- implica someter la mente a cierto grado de sufrimiento.

Sufrir es que todo sea siempre igual. Piénsenlo. La monotonía es lo que resulta insoportable. Y por eso, sería bueno aprender a pensar fuera de la caja. Imaginemos que todo lo que usted sabe, lo que ha vivido, todo lo que cree conocer está dentro de una caja. Y usted también está dentro de esa caja, rodeado de eso que le han enseñado. Pensar fuera de la caja implica salirse de los márgenes. Pensar fuera de la caja significa liberar la conciencia: generar ideas más allá de los parámetros mentales convencionales, es pensar creativamente para alcanzar soluciones originales a problemas complejos. Es una actitud que se aprende.

Aprendiendo a cuestionar las soluciones conocidas y los resultados precedentes. Porque dentro de la caja nada asombroso puede suceder.

Para pensar fuera de la caja, se necesita propulsar el cerebro a conexiones que normalmente no haría. La lógica nos llevará desde un punto A a un punto B; pero, la imaginación nos puede llevar a cualquier parte.

Piense en el trampolín de una piscina. Es de de noche y hay una niebla densa. Usted está en lo alto de un trampolín muy alto. Está sostenido por sus talones. Con la íntima sensación de que ha de saltar. Para sentirse liberado… tiene que saltar. Pero, esa niebla no le deja ver el agua que se supone hay debajo. Es de noche y una sensación espectral se le va metiendo dentro, entumeciendo la mente. No ve el agua. Se supone que ha de saltar sobre algo brumoso. Mentalmente es un salto al vacío. Finalmente qué decisión es la que toma.

Para pensar fuera de la caja, hay que perder el miedo.

El número de heridos en la cabeza aumentó porque el número de muertos decreció. Previamente, si un soldado era alcanzado la metralla perforaba la gorra y el cerebro y lo mataba de inmediato.

Los cascos metálicos aumentaron los heridos, disminuyendo los muertos. Los muertos eran los que iban dentro de la caja.