CON JAVIER CANCHO

Henry Morgan

Sir Henry Morgan, considerado caballero siendo pirata y asesino.

Javier Cancho

Madrid | 03.07.2019 11:32 (Publicado 03.07.2019 11:24)

El caribe fue un nido infecto de piratas. Los ingleses prefieren llamarlos corsarios, porque suena menos delictivo, pero eran piratas. La diferencia radica en la legalidad. Tanto los piratas como los corsarios se dedicaban a saquear barcos, pero se suponía que los corsarios sólo lo hacían en tiempos de guerra con la patente de corso. Eso era lo que se suponía. Y es mucho suponer que la realidad que se cuenta se parezca a la realidad ocurrida. Y una parte considerable de la Historia -con H mayúscula- ha sido escrita por guionistas al servicio de un interés poderoso. Fijémonos en sir Henry Morgan, con consideración de caballero por la corona británica. Cuando -en realidad- fue un criminal filibustero. Morgan fue el pirata que saqueó Portobello, Maracaibo y Panamá.

Durante el asedio de Panamá, un tipo llamado Exquemelin, un francés que participó en la contienda, describió en sus anotaciones la violencia salvaje de los marineros que obedecían al caballero Henry Morgan. Exquemelin detalla casos espeluznantes de torturas para lograr que los españoles capturados confesaran dónde estaban sus tesoros. A un pobre hombre que cogieron en casa de un rico propietario, le descoyuntaron los brazos, le colgaron de los testículos, le cortaron la nariz y las orejas antes de rematarlo con una lanza. En aquellos saqueos tampoco faltaron las violaciones. Esa parte era la habitual en las contiendas de los hombres. Y Morgan regresó a Inglaterra como un hombre de bien, proclamado caballero por Carlos II de Inglaterra. Siendo designado por su altísima majestad como Teniente Gobernador de Jamaica donde se dedicó a perseguir piratas que no saqueaban bajo la bandera británica.

En Jamaica, Port Royal, era la ciudad más rica y más corrupta de todo el orbe. Port Royal era parada de criminales y fugitivos. Y desde allí, Morgan puso su mirada en las riquezas de las ciudades españolas que habían crecido por el Caribe. Una de sus primeras obsesiones fue Portobello, el puerto del tesoro. Suculento, pero protegido. Portobello estaba custodiado por una línea de fuego de tres castillos. Morgan y sus piratas lanzaron su ataque en la oscuridad de la madrugada. Los mosquetes de los piratas eran más precisos y manejables que los arcabuces de los soldados españoles. La corona española no abastecía con el mejor arsenal a sus tropas en América. Los piratas tenían mejores armas, lo que no tenían eran los escrúpulos de los militares profesionales. Tener y no tener a veces significan lo mismo.

Lo de Daenerys, en el desenlace de Juego de Tronos, en el asalto a Desembarco del Rey, podría llegar a parecer misericordioso si lo comparamos con lo que hizo Morgan en Portobello. Después de la vitoria, Morgan y sus salvajes se emborrachaban con un ron llamado Kill Devil, un brebaje capaz de matar al mismísimo diablo. La siguiente conquista fue Maracaibo. Después caería Panamá donde Morgan dejó tirados a los suyos llevándose gran parte del botín. Su mayor fracaso fue Cartagena de Indias donde fue derrotado por los españoles.

En el Caribe, las aguas de color turquesa se mecen en playas inmensas de arena blanca. Pero algo ha sucedido por allí últimamente. Nos hemos acordado de Morgan, por la presencia -estos días- del Sargazo en el Caribe. El Sargazo es una marea de algas que está invadiendo playas paradisíacas. Es una infestación de algas que han cubierto mil kilómetros de arenales. Pero, no sólo es el aspecto. El sargazo -a medida que se descompone en la playa- desprende un fuerte olor, tan intenso que causa repulsión. El sargazo es un alga flotante que viaja a la deriva impulsada por las corrientes oceánicas. Es como una invasión de piratas vegetales. Huelen mal y están matando el negocio turístico del Caribe.