con javier cancho

Historia de Suzanne, la hermana de Duchamp

Sucedió hace cien años. Marcel Duchamp envió por correo a

Buenos Aires las instrucciones necesarias para que su hermana

construyera su propio regalo de bodas.

Javier Cancho

Madrid | 30.04.2020 11:13

¿Recuerdan lo que les contamos hace 20 meses sobre el urinario de Duchamp? Lo de ese urinario fue lo más iconoclasta que sucedió en el transcurrir de todo el siglo XX. A Duchamp se le ocurrió trastocar el significado inmediato del receptáculo donde se micciona en los baños públicos, convirtiéndolo en una fuente, y cambiando para siempre los paradigmas artísticos de la modernidad.

Sobre ese episodio, cuando yo era niño, un hermano de mi abuelo que se llamaba Raimundo me decía que el mundo no podía ir bien si un retrete era una obra de arte. Raimundo era un señor consecuente pero no estaba dotado, el hombre, de la capacidad de Duchamp para escuchar cómo iban a sonar las melodías artísticas del futuro. Hoy, indagando en aquel pasado queremos contarles otra historia de Duchamp…una relacionada con su hermana Suzanne.

Además de las instrucciones para que se construyera su propio regalo de bodas, Marcel Duchamp le hizo a su hermana Suzanne unos cuantos envíos postales. Y una de esas cartas la tenemos delante de nosotros.

"Querida Suzanne....si has subido a mi casa, habrás visto en mi taller una rueda de bicicleta y un portabotellas. El portabotellas lo había comprado como una escultura terminada. Escucha: aquí en Nueva York he comprado objetos del mismo estilo y los califico de readymade, tú sabes suficiente inglés para comprender el sentido de lo 'ya hecho' que doy a esos objetos. Ya están hechos, para acabarlos, sólo falta que los firme y les dé un título en inglés.

Tengo, por ejemplo, una gran pala de quitar nieve, en la que he inscrito: en anticipación del brazo roto, no te esfuerces por comprenderlo en sentido romántico, impresionista o cubista…no tiene nada que ver. Todo este preámbulo es para decirte: que te quedes con ese portabotellas. Lo convierto en un readymade a distancia. Le escribirás abajo, con letras pequeñas pintadas con un pincel al óleo en color blanco plata, escribirás la inscripción que voy a darte a continuación, y firmarás mi nombre: Marcel Duchamp.

Les acabamos de revelar la creación de una obra de arte a distancia. En la distancia, en Buenos Aires, Suzanne iba a casarse. En otro paquete postal, su hermano Marcel le envió como regalo un libro de geometría y las instrucciones para convertirlo en una obra de arte efímero. Debía colgar el libro de geometría de una ventana para que el viento y otras incidencias meteorológicas fueran deformándolo y arrancando sus páginas.

La obra llevaba el título de 'La Feliz Desgracia'. La feliz desgracia como regalo de boda. ¿No les suena extraño? Llegados a este punto, ¿verdad? la historia se pone freudiana. Porque según se cuenta Marcel Duchamp, de un algún modo -algo retorcido problablemente- seguía enamorado de su hermana Suzanne.

Lo que estamos escuchando es una entrevista que Duchamp

concedió a la BBC hace 55 años. Duchamp empezaba contando que no le interesaba la palabra Arte. Explicaba que sobre el arte hay una adoración innecesaria.

Fue el gran provocador. Decía repudiar el arte que él cambió para siempre. Convirtiendo en artístico hasta su último instante. Pocos minutos después de que Marcel Duchamp falleciera, pocos minutos después el célebre fotógrafo Man Ray retrataba el cuerpo yacente de Duchamp. La pregunta es ¿Fue su muerte una extensión de su obra? Lo que sabemos es que si ustedes -en ocasiones- no entienden el arte contemporáneo eso es por un tipo llamado Marcel Duchamp.