Otro respetado profesor, Chester Dawes, daba clases en la Universidad de Harvard cuando allá por el año 1940 compartió la siguiente reflexión: la televisión nunca será popular, hay que mirarla en una habitación semioscura y exige continua atención. Atención a esto otro que dijo el presidente estadounidense Herbert Hoover en 1928, sólo unos meses antes de la Gran Depresión. Fue poco antes del cataclismo financiero cuando el presidente Hoover proclamó: en Estados Unidos estamos hoy más cerca de la victoria final sobre la pobreza de lo que haya estado ningún otro país a lo largo de la historia. No mucho tiempo después comenzaba la crisis económica más histórica, más larga, más profunda, siendo la que más afectó a mayor número de personas en todo el mundo, con un empobrecimiento que se extendió como una pandemia.
Hubo muchos vaticinios estrepitosos a lo largo de la historia. También podemos acordarnos de lo que en 1864 dijo el rey Guillermo I de Prusia cuando le explicaron los avances que otros países estaban haciendo con el ferrocarril. Nadie, dijo el rey Guillermo…nadie pagará dinero por ir de Berlín a Potsdam en una hora, cuando se puede llegar a lomos de tu caballo en un día y gratis.
Estamos escuchando el sonido de una secuencia de El Cantante de Jazz que está considerada la primera película en la historia del cine sonoro que incorporó el sonido sincronizado con la imagen. Se estrenó en 1927. Y resulta que aquel mismo año del 27, el productor de cine Harry Warner, el cofundador de la productora cinematográfica Warner Bros, preguntado por el cine hablado, dijo, con toda soltura, “Pero ¿quién diablos querría escuchar a hablar a los actores?
Le pasó también a Auguste Lumière, el coinventor del cinematógrafo, cuando en 1895 no se hizo una idea ni mínimamente aproximada de lo que acaban de crear. No vislumbrambraron que aquello llegaría a ser el séptimo arte y un negocio que movería miles de millones al año. Mi invención, dijo Lumière, será explotada durante cierto tiempo como una curiosidad científica, pero, aparte de eso -añadió- no tiene ningún valor comercial.
Ya una vez les hablamos de Joseph Schumpeter. Les contamos como Schumpeter escribió un obituario crítico del economista Keynes. Hay analistas que sostienen que el siglo XXI será la centuria que predijo Schumpeter. Recordemos que tras la Gran Depresión del 29, mucha gente inteligente en aquel momento creyó que la tecnología había llegado a su límite y que el capitalismo había alcanzado su punto máximo. Schumpeter proclamó exactamente lo contrario, demostrándose que tenía razón. Pero, entonces, Schumpeter dijo algo más: todavía no ha llegado el momento final del sistema porque la desintegración sociopolítica del capitalismo llegará precisamente por su propio éxito. La cuestión es: ¿ha llegado ese momento? Qué tipo de prospección será la que hizo el economista Schumpeter: ¿será un vaticinio disparatado o terminará teniendo razón?