Me permitirás que diga esto, que en absoluto quiero que suene ofensivo, precisamente el día de Todos los Santos, pues como sostenía Orwell todo santo es culpable hasta que se demuestre su inocencia. Y yo creo que ver así las cosas nos evita entronizar al primero que pasa y después tener que descolgarlo de su pedestal.
Te digo esto, que te preguntarás a santo, y nunca mejor dicho, de qué viene, porque, hablando de santos, me ha sorprendido ver a Santos Cerdan, el secretario de organización del PSOE con Carles Puigdemont, este lunes en Bruselas al pie de una fotografía que ensalzaba el referéndum del 1 de octubre.
El filósofo británico Urmson decía en su libro Santos y héroes que la entraña del santo era la acción supererogatoria. ¿Y qué significa eso? Pues la acción que va más allá de lo estrictamente obligatorio. Por ejemplo, un soldado se va a combatir al frente, porque es lo necesario. Supererogatorio sería que apareciera una granada de mano a punto de explotar, candente y a los pies del pelotón, y entonces el soldado se arrojase sobre ella y se inmolase. Eso, según el filósofo Urmson, es la cualidad de todos los santos. Incluido, digo yo, Santos Cerdán.
Es muy espinoso ver al número 3 del partido del gobierno rehabilitando a un criminal jugando y, de alguna forma, legitimando el procés resulta. Pero, claro, es que la esencia del santo es que siempre da más de lo que reciben de los demás, como en este caso va a hacer el gobierno de España con los promotores del golpe del 17, y esa generosidad hay que reconocérsela.
En conclusión… Me permitirás una referencia pop. Los Planetas decían, en una de sus mejores canciones, Santos que yo te pinté / demonios se tienen que volver. Así que no pintemos tantos santos y no nos hagamos daño