No nos hagamos daño

Jorge Freire: "Saludemos con alegría"

Jorge Freire hace una defensa del saludo, algo muy importante en los países mediterráneos, y propone saludar con salud -como decían los romanos- y con alegría -como los griegos-.

ondacero.es

Madrid |

Se ha hecho viral el testimonio de una youtuber tejana a la que deja estupefacta que en España se salude indiscriminadamente, y se pregunta a santo de qué perder el tiempo diciendo hola a todo quisque en la farmacia, en el gimnasio o en la mantequería si total es gente a la que no conoces de nada.

Cabe decir que en los países del orbe mediterráneo es muy importante esto del saludo. Fíjate que la primera obra de Dante, la Vita Nuova, se inspira en las ocasiones en que el poeta se cruzaba con su amada Beatriz en el Puente de la Santa Trinità, en Florencia, con la esperanza de que esta le regalase un simple saludo. Intuyo que Beatriz no era como mi vecino del quinto, que, dependiendo de la hora en que nos cruzamos en el portal, me dedica un balido, un mugido o incluso un brioso ronquido.

Sobra decir que hay muchas formas de saludar. El tuareg, por ejemplo, saluda por medio de un ceremonial complejísimo que dura media hora, mientras que el adolescente regala un leve cabeceo, mirando a otro lado, haciendo que, en comparación, la máquina del tabaco parezca cariñosa cuando devuelve el cambio.

Sea como fuere, saludar viene del salve romano, que significa salud: y eso, salud, es lo que deseamos al saludar a alguien. Los griegos en cambio decían khairé, que significa alegría, y yo propongo que unamos ambas cosas y que saludemos con alegría.

En conclusión, no sé si es necesario defender la alegría como una trinchera, como decía Benedetti en unos versos de dudoso gusto, pero hay algunos que saludan con un semblante que parece que vengan de la línea de frente. Así que no nos hagamos daño...