No nos hagamos daño

Jorge Freire: "No seamos leñeros"

Jorge Freire reflexiona en 'Más de uno' sobre la poca utilidad de mostrarse agresivo y leñero contra un rival, actitud predominante en Pedro Sánchez durante el cara a cara con Alberto Núñez Feijóo anoche en Atresmedia.

ondacero.es

Madrid | 11.07.2023 08:30

Anoche viendo el debate me acordé de aquellos partidos de mi infancia, y de aquellos futbolistas rudos, agresivos, leñeros, como Hristo Stoichkov, que siempre hacían un acto de contrición, pero que luego, en el momento de la verdad, no podían evitar pegarle un pisotón en la cabeza al delantero rival. Claro que, a diferencia de Stoichkov, el presidente venía de una gira mediática pensada para mostrarse humano y ha terminado mostrándose agresivo y fuera de sí.

Afortunadamente, el pueblo es bastante más razonable que sus líderes, como demuestra el hecho de que nuestros encontronazos, que casi nunca son incruentos, se disuelven como el azucarillo en el café, el café que es por cierto el producto estrella de nuestras sobremesas. ¿Y quién queda a los postres que no se haya hermanado con su adversario? Se equivocan quienes se ven contrariados por defender posiciones contrarias. ¡No pasa nada! Ya lo dijo Machado: "Busca a tu complementario / que marcha siempre contigo / y suele ser tu contrario”.

No sé si sabes que se ha puesto de moda la voz inglesa crossover entre streamers, youtubers y demás creadores de entretenimiento. Alude a la coincidencia, retransmitida en vivo, de dos o más personas de diferente contexto o adscripción ideológica. Yo me pregunto: ¿Por qué nos sorprende en lo virtual lo que es más que frecuente en la vida cotidiana? Es probable que el estado de ánimo de los últimos años tenga que ver con la altisonancia de las redes sociales, cada vez más presentes en la realidad política. Así que, quizá, para recuperar la convivencia haya que pasar de lo virtual a lo real. Porque es difícil querer al prójimo, palabra que viene de próximo, si se le avizora con el catalejo.

En conclusión…

Quien quiera pugnaces contiendas y épicos zascas, que espere al partido del siglo o que se meta a escupir veneno al tuíter. Pegar voces contra el árbitro puede ser muy catártico, pero sirve de poco. Así que no seamos leñeros, por favor, y no nos hagamos daño.