Y conmocionó bastante a las tres ciudades españolas que quizá no se esperaban tan pronto un rival de esta envergadura. Pero tampoco quedaron muy tranquilos en París con el Real Madrid enfrente, o en Londres con el Barça, ni en Manchester con el Sevilla. El Sevilla está ahora en un momento preocupante, pero en febrero puede ser otro equipo, y estará menos castigado que el Manchester, que en Navidad y enero juegan muchos partidos en el fútbol inglés. El Chelsea es inferior al Barça desde cualquier lugar que lo mires. Está construido con futbolistas que dejaron ir el Barça o el Madrid, buen equipo, indiscutiblemente, pero el sábado le ganó el West Ham, antepenúltimo en la liga inglesa y el Barça aún no ha perdido en la liga española.
Y el PSG es un equipo construido a capricho del jeque, con jugadores que querían el Madrid o el Barça, pero que se los llevó el jeque, según Tebas, trampeando la ley del fair play financiero. Han hecho un equipo fantástico, sobre todo en delanteros, en defensa es más vulnerable y un poco ingénuos. El Barça les hizo seis el año pasado en el partido de vuelta, por pura ingenuidad, al margen de otras causas, y hace unos días, el décimo segundo de la liga francesa, el Estrasburgo, también logró ganarles.
Son un equipo fantástico, pero en una liga menor, que no les afila los dientes como la nuestra o la inglesa o la italiana o la alemana, además viven en un escenario mediático complicado porque son los que centran toda la atención en Francia, y la presión les condiciona a ganar siempre, y cuando dejan de hacerlo, como ahora, el jeque mira hacia todos lados buscando entrenador. En resumen, no tuvimos mala suerte ayer en el sorteo, tuvimos la misma suerte que el PSG, el Manchester United o el Chelsea, y lo que es igual para todos no es ventaja para nadie.
