Me produjo especial alegría porque es un futbolista especial, que proyecta una alegría especial hacia fuera, hacia la gente, que le va a amortiguar con mucha comodidad su incorporación a la vida normal cuando deje el fútbol, porque Joaquín podrá ser lo que él quiera ser, y tiene donde elegir: como entrenador tendría conocimientos después de estos más de 20 años que lleva como profesional, como relaciones públicas no tendría rival, y como 'showman', comunicador, o lo que quiera hacer para llamar la atención a cualquier tipo de espectadores, es una garantía para combatir el aburrimiento.
Me gustaría verlo, como a Cazorla, en un partido con la Selección, que premiase su recta final en el fútbol, su ejemplo de preparación, de resistencia y de valentía ante el desafío del tiempo, la edad y la juventud de sus rivales, cada vez más dura y exigente.
Pero sobre todo sería reconocer el valor de la alegría contagiosa, esa alegría que relaja un vestuario, que dilata la tensión de antes de un partido, que hace disfrutar más el fútbol a los futbolistas y a los espectadores, esa alegría es una de las exclusivas de Joaquín, pero además es que es un gran futbolista, a día de hoy uno de los mejores de nuestra Liga. Además del arte, que se le cae, porque le rebosa.
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