Y el mercado, como todos los mercados, tiene mercaderes fríos que ponen precio o pagan con la misma frialdad que compran. El City de Guardiola ha pagado la cláusula de Laporte y se lo ha quitado al Athletic del Bilbao, dejándole en caja 65 millones de euros. Y de esos 65 millones de euros, el Athletic sacó ayer 32 y pagó a la Real Sociedad la cláusula de Íñigo Martínez.
En San Sebastián se sienten agredidos, porque a falta de un día para que se cierre el mercado, le quitan a su defensa más seguro, que llegó a la cantera de la Real con 13 años, y que siempre había proclamado que nunca se iría al Athletic, quizá por eso, al parecer, en la despedida de ayer en el vestuario, hubo quién no le dio la mano, porque se sintieron engañados.
El mercado del fútbol lo habitan mercaderes fríos que van a la suya y a su interés más próximo, y los futbolistas son así también. Es normal, en una carrera normalmente corta y que se puede cortar en cualquier momento. Pero el presidente del Athletic, el sosainas Urrutia, debería recordar ahora cuando se mostraba tan indignado con Kepa cuando negoció con el Real Madrid, o más indignado estuvo aún con Fernando Llorente cuando se fue a la Juve o con Javi Martínez cuando se fue al Bayern.
Íñigo Martinez es un central con mucho futuro que ya lo quiso el Barcelona este verano, pero finalmente no se decidió a pagar su cláusula. Ahora lo ha hecho el Athletic pagando su cláusula y doblándole el contrato. Decía anoche el presidente de la Real que le sorprendió que Íñigo Martínez no hubiese esperado a verano para aceptar una oferta de algún equipo aspirante a la Champions, pero después de ver pasar las supuestas oportunidades de este verano, debió temer que agua que pasa no vuelve, y aceptó la que tenía del Athletic que le confesó irrechazable al presidente de la Real.