Cuando comenzó la temporada se creó un ambiente conformista y de aceptación en las gradas, porque se intuía que lo que se comprobaba con imágenes de televisión era indiscutible, pero después, con las decisiones caprichosas que unas veces comprueban y otras no, se ha vuelto a crear la duda y la desconfianza en las gradas, pero eso no significa que ahora no sean más justos y exactos los arbitrajes. Porque lo son, aunque cuando perjudican a tu equipo lo pones en dudas. Y el VAR fue el que libró anoche al Madrid de otro descalabro en Valencia, porque entiendo que los dos penaltis lo fueron, puede ser más discutible el segundo a Casemiro, pero lo es, porque con los tacos le roza el gemelo y eso tiene que ser doloroso y le derriba. Entiendo menos la actitud estúpida y engreída de Gareth Bale cuando marca el penalti, y se niega a ser felicitado por alguno de sus compañeros.
Si está en el banquillo es por su actitud fría, distante y hasta pasota, y porque alguno sus compañeros están mejor que él. Ese sí puede ser un virus maligno para el vestuario, la estupidez encapsulada en soberbia y el engreimiento, porque a Bale se le han reconocido sus éxitos cuando los ha tenido. Más bien puntuales, pero tan espectaculares como reconocidos. Y ninguno de sus compañeros le ha reprochado nada ni le ha hecho un desprecio tan estúpido como el que hizo anoche él a Lucas Vázquez. ¿Se lo habría hecho también a Sergio Ramos? O solo a Lucas Vázquez que es el que le ha quitado el puesto
