Ayer apareció en escena otro de los candidatos a sustituir a Villar, Luis Rubiales, un tipo que me encierra muchas sospechas, y que me da la certeza de las mismas intenciones que Villar, vivir a costa del fútbol como ahora vivía a costa de los futbolistas, porque era el presidente del Sindicato.
Pelota y rastrero con las grandes estrellas, embustero y embaucador con los humildes de las categorías inferiores. Se presentó con la música de Queen, que le encajaba como a un Cristo dos pistolas. Su banda sonora sería la de El Padrino, o la de Los Chunguitos en El Vaquilla, pero quiso maquillar así su puesta en escena. Ahora ya no engaña a nadie. Tiene una denuncia por agresión a una mujer, una arquitecta a la que no quiso pagar y a la que trató de convencer que incluyera las obras que habían hecho en su casa en la factura de una supuesta casa del fútbol que iba a construir el Sindicato de Futbolistas.
Cuando la arquitecta se negó, la aprisionó contra la puerta de un taxi hasta lastimarla, y la denuncia está en un juzgado de Valencia. Éste es el primer candidato a sustituir a Villar, que viene de la banda de Villar, después de apuñalarle cuando le vio en la cárcel. Qué asco y que hastío daban los de antes, y qué miedo éste que viene ahora. ¿No habrá nadie normal y honesto en esta Sodoma y Gomorra de nuestro fútbol?