Afortunadamente todo quedó en eso, un susto y una conmoción de la que ya se está recuperando. Pero no sé si tú, que a estas horas te preparas para ir a trabajar con un café en el cuerpo, escuchaste anoche a Luis Suárez en El Transistor…Me gustaría, aunque estos madrugones no permitan trasnochar demasiado, pero esos chavales que llevas al colegio, sí deberían escuchar en la web de Onda Cero la historia de Luis Suárez, el bizcochón que desconocía su significado.
Porque Luis Suárez me pareció un bizcochón, aunque a los 13 años fuera un niño difícil y rebelde cuando su padre los abandonó y dejó a su madre con siete hijos. Se sintió solo y necesitado de cariño y de alguien que le aconsejase qué hacer o qué no. Entonces conoció a Sofía, él tenía 15 años y ella aún no había cumplido los 13, y sus padres se vinieron a vivir a España y él enloqueció para poder verla, y se la llevó a vivir con él a Holanda cuando fichó por el Groningen, con 16 años ella y 19 él. ¿Usted consentiría algo parecido a su hija? Yo tampoco, pero Luis Suárez sigue casado con Sofía, tiene dos hijos, son felices y me dijo que sigue igual de enamorado.
Hubo momentos anoche de la conversación que me pareció estar escuchando una historia de amor más que la de un futbolista, porque abrió su alma y nos dejó pasar. Confesó aquel incidente con Chielini y cómo se enfadó y le regañó su mujer, Sofía, por decirle a ella que no le había mordido, y como sufrió aquel verano y después el otoño, entrenando a escondidas, cuando alguien se confiesa así cómo no entender, cómo no absolver, pero sobre todo me quedo con su lección de esfuerzo y de lucha por mejorar hasta llegar donde ha llegado. Me impresionó tan gratamente que me anestesió el susto del golpe de Fernando Torres en Coruña, del que repito, ya se recupera perfectamente y hoy regresará posiblemente a Madrid.