Porque yo le vi llegar a aquel alevín en Brunete, con Molinero, Leñero, y un grupo de niños que soñaban ser futbolistas, aunque el que mejor cumplió el sueño fue él.
Después el Valencia estuvo a punto de quitárselo al Atleti con un aval que no se llegó a realizar, y también recuerdo una noche en Barcelona que Joan Laporta me dijo: "Este verano os quitamos a Fernando Torres". Pero al Atleti no se lo quitó el Barça, fue el Liverpool quien pagó las muchas hipotecas que tenía el club a cambio de llevarse a Fernando Torres. Y en Inglaterra el niño se hizo hombre y fue campeón de Europa, y ganó dos Eurocopas y un Mundial con la Selección…
La tierra prometida de un Atleti campeón, Fernando no llegó a conocerla, como Raúl no la conoció con la Selección. Caprichos del destino o de los que destinan. Hace unos meses, una noche, paseé con él por el Nuevo Metropolitano, el niño, efectivamente se había hecho hombre y volvía a habitar entre nosotros, pero su mirada nostálgica evocaba con frecuencia el pasado y reivindicaba valores de cantera, historia, pedigrí, todo lo que él había aprendido en ese nido antes de volar fuera.
Le vi triste, como si su fútbol estuviese en fase terminal, al menos en este club. Miraba las gradas con emoción nostálgica, pronunciaba despacio y escogía las palabras para que formaran la frase exacta mientras me hablaba de aquellos domingos cuando su abuelo le llevaba al Calderón.
Esta mañana, viendo su frase del adiós enmarcada en los recuadros de las portadas de los periódicos, compruebo el certificado de despedida. Se va, pero sus raíces y su recuerdo son tan profundos en este club que estoy seguro que un día volverá, y el niño habitará de nuevo entre nosotros.