Es curioso. Según se acercan los partidos de Real Madrid y Barça lo que se presumía fácil no lo parece tanto y lo que se antojaba imposible lo parece menos. El 3-1 del Bernabéu debería ser un resultado cómodo, pero está amenazado por un 2-0 no tan improbable en una mala noche, y el Madrid las ha tenido últimamente. Y yo juraría que una gran parte de los madridistas se fiarían más de un Madrid como el de Eibar que el de las estrellas de esta noche. Pero solo es una intuición mía.
En Barcelona, entretanto, se dedican al conjuro de la remontada animados por las últimas exhibiciones de Messi. Cabe dentro de lo posible que el París Saint Germain se vea intimidado por el ambiente y por el fútbol de su rival. Al menos, eso es lo que queremos pensar. Porque llegados a esta hora, ya no pensamos en otra cosa, sólo en cómo pasar de ronda. Bendito fútbol si sirve para olvidar los problemas y para encendernos la ilusión.