Va a resultar apasionante ese partido de pasado mañana en el Sánchez Pizjuán entre el Sevilla y el Real Madrid a las 16:15 de la tarde, porque anoche Lopetegui refrescó al equipo para tenerlo más entero el sábado. Conté hasta 7 jugadores poco habituales, y se jugaban ser primeros de grupo con el Chelsea, que jugó más y a mayor velocidad que el Sevilla, porque los ingleses llegaban al área del Sevilla en estampida y atravesaban el campo a una velocidad asombrosa.
El Sevilla los aguantó como pudo, pero perdió el partido, sabiéndose ya clasificado, y con toda seguridad pensando en ese partido frente al Madrid, que a su vez se juega el momento crucial de la temporada, porque perder en Sevilla le pondría en el patíbulo a Zidane, a expensas del partido del próximo miércoles en Madrid en el que se juega la permanencia en la Champions, para lo que necesita ganar a los alemanes del Borussia de Monchengaldbach, que a su vez si pierden, quedarán también eliminados, y aunque perdieron con el Inter, a quien gano el Madrid, golearon a los ucranianos del Saktar que a su vez han ganado los dos partidos al Madrid.
Ese grupo es una ecuación muy difícil, porque los cuatro pueden clasificarse, y los cuatro pueden quedar eliminados, pero el Madrid perdiendo el sábado en Sevilla estaría metido en una crisis brutal y en una lluvia torrencial de opiniones y conjeturas.
Por contra, ahora ha escampado en el Barça, que ya está clasificado, anoche goleó en Budapest al Ferenvaros, el sábado juegan en Cádiz, y Messi está más calmado y descansado. La próxima semana será el desenlace en este primer acto de la Champions, y el nudo es una intriga, porque si no termina bien, habrá víctimas. Suele ser así