La entrevista rezuma amargura y la convicción del expresidente de que entró en la cárcel precisamente por eso, por haber sido presidente del Barça.
Tiene recuerdos guardados en la mente como ese primer día, cuando llegó a la cárcel, y le dieron un pack con cuatro preservativos y una bolsa de vaselina, o cuando llegaba su abogado cada cierto tiempo y le decían que le habían vuelto a negar la libertad condicional.
Recuerdos que no se olvidan en la soledad de una celda. Recuerdos y dolores de prisión que huele a cerrado, a cemento, a barrotes y a rancio.
Para alguien que ha pasado dos años en la cárcel, este confinamiento actual es bastante más llevadero. Dice Rosell que en comparación con la pérdida de libertad de la prisión, esto se lleva bastante mejor. Está convencido de que la crisis del coronavirus nos va a hacer mejores a todos como sociedad.
Y en lo deportivo, entramos en el terreno electoral en el F.C. Barcelona. Ya hay voces en Cataluña que reclaman de nuevo su candidatura. Sobre eso, dice Rosell que no volverá a presentarse a las elecciones -una promesa que le hizo a su madre mientras ella viviera-.
En el capítulo judicial, ataca directamente a la juez Lamela, a la que acusa de prevaricar, además de añadir que no lo hizo sola.
Declaraciones en libertad de un hombre que, tras dos años en prisión, ha visto cómo le declaraban inocente, le han devuelto a la libertad pero nunca le van a devolver esos dos años de vida y sufrimiento.
Pero, para que podamos confiar en la Justicia, ese caso tiene que explicarlo la propia justicia y que nos enteremos todos. ¿Lo encarcelaron injustamente por ser presidente del Barça? ¿Y qué significa que te declaren inocente cuando te han hecho pasar dos años de cárcel? Eso alguien me lo tiene que explicar.