Es admirable la fuerza con la que está llegando el Valencia a este final de temporada, excepción de ese partido que perdió en Vallecas el sábado, pero antes se había llevado por delante al Madrid , y anoche en los últimos minutos sentenció la eliminatoria con ese 1-3 que le evitará al Villarreal distraerse en algo que no sea la permanencia, porque el domingo se juegan un buen trozo de ella en Girona.
Me gustó anoche ver a Cazorla desafiar sus miedos y lanzar de nuevo un penalti, que transformó, porque le redimía con su seguridad, el gol y consigo mismo, aunque la eliminatoria, como digo, creo que está sentenciada.
Y sentenciado queda también Diego Costa con esos 8 partidos que le ha impuesto el Comité de Competición por su insulto mezquino y desconsiderado al árbitro en el Camp Nou, casi a la cara, que él negaba, pero que recogió con claridad el micrófono del árbitro, que terminó añadiendo en el acta que le sujetó las manos para no dejarle sacar las tarjetas, y eso le añade cuatro partidos más a la sanción, hasta esa cifra exagerada de ocho. La expulsión fue justa y puede que hasta decidiese el partido por la torpeza grosera del insulto de Diego Costa, pero añadir cuatro partidos más, por ese gesto instintivo de ponerle las manos al árbitro en los antebrazos, cuando Costa vio que podía amonestar o expulsar a alguno de sus compañeros, me parece exagerado. Aun así, las sanciones con partidos son sanciones que pagan los aficionados y los clubs, por estupideces o animaladas que cometen los futbolistas, y si las sanciones solo fuesen económicas, pero bastante más duras, mejoraría el fútbol y la educación de nuestros futbolistas en muy poco tiempo. Deberían probar este método.