El objeto que el museo dice tener es nada menos que la lápida de la “verdadera” Blancanieves, es decir, de la auténtica mujer en la que se inspiraron los hermanos Grimm para crear la historia de la popular princesa.
La lápida llevaba perdida desde el año 1804 hasta que reapareció entre las ruinas de una vieja posesión familiar y fue donada al museo.
La Blancanieves del mundo real se llamaba Maria Sophia von Erthal y su vida sí que tiene puntos en común con la película de Disney pero también tiene diferencias.
Por ejemplo, Maria Sophia se mudó a la ciudad alemana de Bamberg, conocida sobre todo por sus siete colinas, por sus minas y por la cantidad de habitantes con enanismo. Sin embargo, la auténtica Blancanieves no tuvo un final feliz como en la película, ya que nunca se casó y se murió ciega.