CON SERGIO DEL MOLINO

El necesario, feliz e improductivo arte de la siesta

Sergio del Molino y Miguel Ángel Hernández hablan en Más de uno de la siesta y se preguntan si debería estar bien visto quedarse dormido en el trabajo, metro etc... como sucede en Japón.

ondacero.es

Madrid |

A raíz de que pillasen al ex ministro de Exteriores, José Luis García Margallo, dormido en el Parlamento Europeo y su elocuente respuesta, Sergio del Molino y Miguel Ángel Hernández hablan en Más de uno de la siesta.

Miguel Ángel es profesor de Historia del Arte en la Universidad de Murcia y ha escrito un libro llamado 'El don de la siesta: notas sobre el cuerpo la casa y el tiempo'. Asegura que "lo que se reivindica en el libro el placer de la siesta", ya que "es el único placer gratis que tenemos" y cree que lo necesitamos para desconectar. Asimismo, insiste en que "hora y media es lo perfecto".

Por otro lado, explican que en la inemuri japonesa es una práctica no solo socialmente aceptada, sino incluso bien considerada. Quedarte traspuesto en el metro, en la mesa de la oficina, en clase, en el parlamento, en una comida familiar... es síntoma de que has trabajado duro y tu cuerpo necesita un pequeño descanso para volver a comenzar. Por lo que nadie te mirará mal en Japón por cerrar los ojos en público, ni siquiera te despertará a no ser que tu participación resulte necesaria en ese momento. Si te quedas dormido, eres un buen trabajador.

Libreros por un día

Este próximo viernes 13 de noviembre se celebra el Día de las Librerías y se organiza con todas las medidas de seguridad pertinentes. Librero por un día, acción en la que escritores como Rosa Montero o Javier Sierra van a ejercer de libreros con los clientes de la Cuesta.

En Más de uno hablamos Lara Sánchez, nieta de quien fuera el decano de los libreros de la Cuesta de Moyano y fundador de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión del Paseo de Recoletos, Pepe Berchi.

Las brujas

Sergio del Molino analiza la película Las brujas, protagonizada por Anne Hathaway han cambiado muchas cosas del libro que hacen que la película sea ajena a la literatura de Roald Dahl. Por otro lado, destaca la polémica de los dedos.