Viendo lo que le ha pasado a una cantante en Murcia en las fiestas del Orgullo ya no solo vamos a tener que preocuparnos por las cosas que se quieren prohibir en algunos programas electorales. También por aquellas que algunos impacientes creen que ya se han prohibido. Me estoy refiriendo, claro, al sorprendente caso del inspector de tetas.
Un Policía local de Murcia obligó a una cantante a cubrir su pecho y amenazó con esposarla por cantar ‘Como yo te amo’ con las tetas al aire, algo que no es ilegal ni obligatorio mirar. Rocío Sáiz, así se llama la cantante, no es muy conocida porque enseñar las tetas en un escenario ya no es motivo de fama, por qué iba a serlo. Llevaba diez años haciéndolo en sus actuaciones por toda España sin que a nadie pareciera importarle ni importunarle demasiado. Lo noticioso es que sea motivo de detención. De amenaza de detención.
Desde el Ayuntamiento de Murcia aseguran que no hubo ninguna instrucción política, que el sheriff de las tetas actuó por su cuenta. Y la Policía Local ha abierto una investigación para aclarar por qué este agente amenazó con detener a Rocío Sáiz en mitad de su actuación si no se cubría y pedía perdón. Le dijo, según la cantante, que él tenía tres hijas y que también las detendría si hubieran hecho eso mismo sobre un escenario. A quién se le ocurre tener tetas sin permiso.
En la capital murciana no hay ninguna ordenanza municipal que prohíba descubrirse el torso en un espectáculo. Ni tipifica como acto obsceno que en un concierto para adultos la cantante se quite la camiseta a modo de reivindicación al grito de: “¡Para todos aquellos que dicen que las mujeres tenemos que ser discretas!”
Al oírla debió de darse por aludido el inspector. Estaba de servicio en el operativo de seguridad de las Fiestas del Orgullo. Y se ve que de pronto debieron de parecerle muy peligrosas las tetas de Rocío Sáiz, no está muy claro por qué. Debían parecerle extremadamente peligrosas porque le dijo la artista que o se cubría o la llevaba esposada. Sus tetas no saben con quién están hablando, señorita.
¿Moraleja?
Amenazar a una artista por enseñar las tetas, nos lleva a los tiempos que pagábamos en pesetas.