Es como el viejo truco del mago pero al revés. Lo que ayer hizo el presidente Sánchez es como eso que hacen los magos cuando meten a su ayudante en una caja y luego la cortan por la mitad con una sierra. El mago hace como que trocea una mujer delante de todo el mundo. Vemos su cabeza por un lado y unos pies por otro. Un truco de ilusionismo. Sánchez también lo utilizó ayer. Pero el suyo es mucho más original.
El escenario era la Moncloa. Y en vez de una caja de madera lo que se troceaba era un decreto. Sánchez salió a trocearlo en directo, delante de todos, pero atención porque aquí es al revés. El serrucho del mago Sánchez sí corta de verdad pero trata que parezca que no. Aunque lo haga delante de nuestras narices. Trocea el decreto a la vista de todos y sale el mago a decir que no. Tachán. Todo sale.
Uno va al teatro sabiendo que el mago no va a matar a nadie con una sierra igual que atendemos al espectáculo sabiendo que de una manera u otra las pensiones al final iban a revalorizarse. En vez de una caja vacía, ayer el Gobierno lo que separó fue todas las medidas que incomodaban a Junts. Todo lo relativo a impuestos quedó fuera del decreto que el presidente y sus ministros prometieron no trocear. De 80 medidas que tenía el decreto original salen 29. Menos de la mitad.
Una de dos, o en el batiburrillo original no era social todo lo que relucía, como han insistido machaconamente durante una semana, o sí han recortado.
Otra cesión ante Junts. El PP dijo que si lo troceaba votaría a favor sin nada a cambio. Pero Sánchez prefiere conceder a Puigdemont lo de la cuestión de confianza, que aquí un ministro te dijo que sería poco menos que inconstitucional. La cuestión de confianza también es una ilusión. Y el truco, decir que no se ha troceado nada.
¿Moraleja?
Aprobar 29 de 80 no es la práctica totalidad, es un trocito de menos de la mitad.