LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "Bolsonaro sigue el manual del trumpismo desde la ex presidencia de Brasil"

Marta García Aller reflexiona sobre la responsabilidad de Jair Bolsonaro en el asalto a las instituciones de Brasil, después de acusar de fraudulento el sistema electoral y de animar a la revuelta contra la presidencia de Lula da Silva.

Marta García Aller

Madrid | 09.01.2023 07:47

Lo que está pasando en Brasil ya lo vimos en la toma del Capitolio hace dos años. Un presidente derrotado afirma falsamente y sin pruebas que las elecciones que ha perdido estaban amañadas. Luego una turba enfurecida de partidarios irrumpe en el Congreso y destrozan las instituciones democráticas del país armados con palos, piedras y banderas. Y cuando se quedan solos en su invento de toma del poder, el presidente saliente que ha azuzado durante meses la revuelta, abandona el silencio cómplice y escribe un tibio tuit criticando el asalto, pero negando toda responsabilidad.

Jair Bolsonaro, que siguió el manual del trumpismo durante la presidencia de Brasil, lo está siguiendo desde la ex presidencia. El domingo miles de bolsonaristas que se niegan a aceptar la victoria de Lula en las urnas asaltaron las sedes del Gobierno, la Presidencia y el Tribunal Supremo. Exigían una intervención militar que afortunadamente no se produjo. Hay más de 200 detenidos.

Bolsonaro niega toda responsabilidad en lo sucedido, como si no llevara años acusando sin pruebas de que el sistema electoral es fraudulento y hablando de atacar la Corte Suprema. Como si no hubiera permitido a los manifestantes ocupar las bases militares durante su presidencia. Y como si fuera inocuo negarse a admitir su derrota, no hacer el traspaso de poder a Lula y alentar a los bolsonaristas que llevaban semanas pidiendo un golpe de estado.

Bolsonaro fue el que dijo que al pueblo se le había acabado la paciencia y que solo Dios podría quitarle el poder. Y guardó silencio cuando hace unos días uno de sus partidarios puso una bomba en el aeropuerto de Brasilia y confesó que quería sembrar el caos que llevaría a una intervención del ejército.

Cuando en noviembre miles de radicales simpatizantes de Bolsonaro empezaron a acampar junto a los cuarteles para pedir un golpe de estado, el Washington Post publicó que el hijo de Bolsonaro estaba en Florida reuniéndose con Trump y sus estrategas para que le asesorasen sobre los póximos pasos que debía seguir su padre. Si el plan era recuperar el poder por la fuerza, no ha ido según lo previsto. Si era seguir polarizando la sociedad, lo de ayer no ha terminado.

¿Moraleja?

Hay que estar ciego para no ver el daño que hace a la democracia fomentar el odio y la desconfianza en las reglas del juego.