LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "Los clubes de fútbol comparten manual de victimismo con los partidos políticos cuando les acusan de corrupción"

Marta García Aller reflexiona sobre las declaraciones del presidente del Barcelona, Joan Laporta, echando balones fuera sobre el caso Negreira y acusando al Real Madrid y medios de comunicación de orquestar una campaña contra su club.

Marta García Aller

Madrid | 18.04.2023 07:38

Debe de ser que en España está mejor visto ser incompetente que ser corrupto. No sé si es o no una buena noticia. Pero quedó claro, una vez más, escuchando ayer al presidente del Barcelona, Joan Laporta. Pasa lo mismo con los casos de corrupción que afectan a los partidos políticos, cuanto más tardan en salir a dar explicaciones más confusas son.

Laporta ha tardado dos meses en salir a aclarar el caso Negreira y, en realidad sigue sin hacerlo. No sabemos cómo es que los costosos informes que el club pagó a Negreira padre los hacía, teóricamente, Negreira hijo. Laporta se centró en hacerse la víctima. El presidente del Barca dice que hay una campaña orquestada, que se ataca la catalanidad, que se ataca la barcelonidad y que todo es culpa del Madrid y los medios y la La Liga.

Los clubes de fútbol comparten manual de victimismo con los partidos políticos cuando les acusan de corrupción. También piensan que el aficionado, igual que el votante, prefiere que le tomen por tonto a que le presupongan ningún interés en la rendición de cuentas.

Y no sé si las explicaciones de Laporta habrán convencido al aficionado culé, pero dudo mucho que sirvan a la Fiscalía, que es la que ha visto sospechosos esos pagos de 7,3 millones de euros que le hizo el Barca al que fuera vicepresidente de los árbitros. Y Laporta explicó en su comparecencia de dos horas y pico que no hay nada que explicar, que pagar a un árbitro y a su hijo no es incompatible con su ética deportiva. Enseñó además 43 CDs, pero no enseñó ningún informe.

Algunas de sus explicaciones fueron tan confusas que daban ganas de que alguien levantara las mano en la rueda de prensa para recordarle que tenía derecho a guardar silencio. En defensa de Laporta hay que reconocerle que no es fácil salir a defender lo indefendible, que se lo digan a la Cospedal de la indemnización a Bárcenas en diferido. Qué difícil sonar convincente. Aunque a lo mejor no era eso lo que buscaba Laporta. No era para la Fiscalía, sino para la afición. El suyo era un mensaje de consumo interno.

¿Moraleja?

El aficionado del Barça no merece que le mientas, sino que el club mejore su rendición de cuentas.