El momento del debate Biden-Trump que mejor representa la situación seguramente sea en el que ambos candidatos se pusieron a discutir quién de los dos es el peor presidente de la historia de Estados Unidos. Un veterano comentarista estadounidense lo vio claro al poco de empezar: "Si Trump habla menos, gana. Si Biden no deja de hablar, pierde".
Y Biden no dejó de hablar. Y, lo que es peor, de titubear. Con sus respuestas inconexas y su voz débil, con la boca a ratos demasiado abierta y los ojos demasiado cerrados, el presidente Biden no fue capaz de sonar creíble para parecer que está a la altura del cargo. Ni siquiera ante sus votantes.
Lo que Biden dijo de la recuperación de la economía estadounidense bajo su presidencia era verdad. Lo que dijo Trump sobre su gestión de la pandemia, mentira. Lo que Biden dijo sobre el derecho al aborto es verdad, lo que Trump afirmó sobre el asalto al Capitolio, el medioambiente y los inmigrantes, mentira.
Pero da un poco igual lo que dijeran en el debate estos dos hombres que rondan los 80, porque todo quedó eclipsado por la forma en que lo dijeron. Trump sonaba enérgico en el descaro de sus mentiras y Biden sonaba perdido nada más empezar. No supo defender la verdad con tanto tropiezo verbal.
Otro ejemplo de lo desastroso que ha sido Biden en el debate es que su vicepresidenta, Kamala Harris (¿te acuerdas de Kamala Harris?), cuando le han preguntado en la CNN qué tal ha visto al presidente Biden, ha respondido que no quiere hablar de esta última hora y media, sino de tres años y medio.
Otra prueba de la desolación de los demócratas tras el debate es que ya hay donantes y miembros del Comité Demócrata pidiendo a Biden que ponga fin a su campaña. Cada vez son más los que se atreven a preguntar en alto si aún hay tiempo de encontrar un candidato mejor para enfrentarse a Trump en noviembre. ¿Lo hay?
¿Moraleja?
Cómo de mal habrá hecho Biden el debate, para que los demócratas pidan que alguien los rescate