El primer ministro eslovaco Robert Fico, que se encuentra estable pero grave, tras los disparos que recibió el miércoles por la tarde. Y no todo son condenas unánimes a la violencia. Ayer, el primer ministro belga, Alexander De Croo, presentó una denuncia contra un presentador de radio que pidió en antena a los oyentes que se animaran a dispararle también. Dijo en antena que lo sucedido en Eslovaquia demuestra “que es posible derribar a un primer ministro. Así que yo diría: adelante”.
Hace unos días, el eurodiputado socialdemócrata Matthias Ecke fue atacado por unos jóvenes vinculados con un grupo neonazi mientras pegaba carteles en las calles de Dresde. También atacaron a otro diputado alemán de Los Verdes. Y hace unos días, también en Alemania, la ex alcaldesa de Berlín Franziska Giffey estaba en una biblioteca cuando un hombre se le acercó con una bolsa llena de material pesado y le golpeó fuertemente la cabeza. El agresor era un hombre de 74 años con antecedentes por delitos de odio.
Los delitos contra políticos en Alemania han pasado de 1800 a más de 2700 entre 2022 y 2023. Y 2024 no va por mejor camino. En Francia también aumentan. Entre 2021 y 2023, los ataques contra cargos electos pasaron de 1720 a casi 2400. Los alcaldes son las víctimas más frecuentes.
Mark Rutte, primer ministro holandés en funciones, ha dejado de desplazarse en bicicleta al Parlamento para viajar escoltado. Y el creciente odio político en Países Bajos llevó a la viceministra Sifrig Kaag a dejar el puesto, abrumada por los insultos y las amenazas de grupos ultra tanto a ella como a su familia.
Y volviendo a Eslovaquia, la que fuera presidenta del país entre 2019 y 2024, Zuzana Caputová, no se presentó a la reelección tras recibir numerosas amenazas contra ella y su familia.
Cuenta Suanzes que a raíz del intento de asesinato del primer ministro eslovaco, en Bruselas temen un efecto contagio por el impacto de la desinformación y la crispación. Menudo panorama a tres semanas para las elecciones europeas.
¿Moraleja?
Deberíamos ir tomando conciencia del peligro de que aumente la violencia.
