Ojo a lo que pasó ayer con WorldCoin. La empresa esa con aire futurista que hace año y pico empezó a aparecer en centros comerciales de Kenia a Manhattan pasando por Torrejón, ofreciéndose a escanear el iris de los ojos a todo el que quisiera a cambio de criptomonedas en una app. Llevaba ya millones de globos oculares escaneados, decenas de miles en España, pero la agencia de protección de datos alemana ha decretado que tiene que borrar todos los iris en Europa. La Agencia Española ya había frenado cautelarmente esto de tener una empresa privada capturando iris, también de menores, sin garantías ni dejando muy claro para qué.
Prometían crear una “identificación digital definitiva” con los iris de los ojos para distinguir a las personas reales de los robots. Y así, según Sam Altman, que es también el de Chat GPT, en el futuro, cuando la inteligencia artificial haya destruido la mayoría de puestos de trabajo y todos necesitemos una renta universal, esta base de datos biométrica teóricamente nos ayudaría a probar que somos humanos y solo con mostrar el iris cobraríamos un dinero.
Esa es la promesa, el reclamo de marketing, la realidad parece mucho más mundana. Porque habrá muchas cosas de la inteligencia artificial que no sepamos, pero a los humanos los tenemos calados. No quieren el iris para darnos dinero, sino para ganarlo. Tiene más pinta de ser una forma más en que los de Silicon Valley están tratando de lograr que miles de millones de personas usen criptomonedas y de paso hacerse con una base de datos tan valiosa como peligrosa. Porque los iris son inmutables. No se pueden cambiar como cualquier otra contraseña.
Regalarle los datos biométricos de miles de millones de personas a una empresa de criptomonedas que tiene su base en un paraíso fiscal muy filantrópico no parece. Peligroso, sí. Cómo no vamos a desconfiar del empresario que está tratando con OpenAI que los robots sean indistinguibles de los humanos que luego nos ofrezca diferenciar a los humanos de los robots.
¿Moraleja?
Escanear millones de iris humanos se nos puede ir fácilmente de las manos.