Esta vez sí le pega llamarse decreto ómnibus. No porque en latín signifique ‘para todos’, le pega sobre todo porque ómnibus también significa autobús. Vehículo de transporte colectivo, para ser exactos. Y el decreto ómnibus que ayer no fue capaz de aprobar el Gobierno, que llevaba un popurrí de leyes dentro, está bien que lo llamen ómnibus para recordarnos que ni sobre el precio de los autobuses es capaz ya de legislar el Gobierno.
Podíamos llamarlo también el decreto batiburrillo o revoltijo por esta estrategia de colar en un mismo amalgama legislativo una macedonia tramposa de medidas, algunas urgentes y otras no, algunas sociales y otras no, algunas en las que contaría con mayoría parlamentaria, y otras no. Lo mismo el precio del transporte que el escudo antiopas, que las pensiones que las ayudas por la riada o la luz.
Botillo, sugería anoche llamarlo Rafa Latorre. Pisto me gusta más. El decreto ómnibus es un pisto tramposo en el que el Gobierno intentaba colarle cebolla bien picadita a los socios y pepino a la oposición. Ni unos ni otros le apoyaron.
Si algo deja claro el puré legislativo que el Congreso no quiso comerse ayer por 177 votos en contra, mayoría absoluta, es que la cocina legislativa del Gobierno no funciona. No hace falta saber latín para enterarse hoy del bloqueo legislativo que tenemos. 40,5 euros menos para jubilados, fin al tren y al bus gratuito… Ni con negociaciones in extremis, ni llamadas a última hora.
Tampoco hace falta saber que los decretos leyes son una facultad extraordinaria del Gobierno para asuntos de “urgente necesidad” que saca el Consejo de Ministros provisionalmente y en un mes debe convalidarlas en el Congreso. Zarzalejos ha echado cuentas: el Ejecutivo ha sacado más de 140 decretos de este tipo. Más que Felipe González en 13 años. Más que Rajoy y Zapatero. Y sortear el Congreso a base de pistos legislativos ya no cuela. El desgobierno se nota hoy hasta en la taquilla del cercanías y el autobús.
¿Moraleja?
El Gobierno creyó que sería sencillo, colar en el Congreso otro batiburrillo.