LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "Más que una investidura parecía que Puigdemont negociaba un secuestro"

Marta García Aller reflexiona sobre las condiciones que exige Puigdemont para sentarse a negociar con el Gobierno y dar su apoyo a la investidura de Pedro Sánchez.

Marta García Aller

Madrid | 06.09.2023 07:40

Pobre Constitución. Es un rehén. Un rehén de las negociaciones para la posible futura investidura del presidente en funciones. Al escuchar a Puigdemont ponerle al Gobierno las condiciones que exige para sentarse a negociar, más que una investidura parecía que estaba negociando un secuestro.

Lo primero que exige el ex president fugado desde Bruselas es que le exoneren de todos los delitos, que le quiten los cargos y le den la razón a lo que intentó el 1-O. No pide la amnistía para olvidar lo que pasó, sino para que le reconozcan lo que llama una injusticia. Y escuchar al prófugo de la justicia llamar injusticia a la aplicación de la ley no es novedad, la novedad es que el prófugo sea reconocido como un interlocutor válido por el Gobierno para discutir lo que es o no injusto en el ordenamiento jurídico español.

Por si quedaban dudas de lo que amnistía significa, ayer lo explicó el ex president: amnistía para Puigdemont no quiere decir que le perdonen, sino que le pidan perdón.

Y dar la razón a Puigdemont es quitársela a la separación de poderes: exige una amnistía exprés y que le retiren todos los cargos. El ex president dice hablar en nombre del pueblo de Cataluña, el mismo pueblo que le ha ido retirando el apoyo en las urnas a su partido y al independentismo desde que se fugó metido en un maletero.

Ni siquiera reconoce la Constitución como límite legal. Solo apela una vaga serie de tratados internacionales que se presupone que serán los que le parezcan bien en cada momento.

El Gobierno, de momento, se limita a decir que hace cumplir la Constitución, como si eso fuera un plan y no su obligación. Pero da a entender que está dispuesto a negociar lo que cabe y no en ella con quien hace seis años ya demostró que sigue sin estar dispuesto a cumplirla. Ayer mismo aseguró que ni siquiera con la amnistía abandonaría la vía unilateral si fuera necesario para llegar a la autodeterminación.

Así que además de estudiar si la amnistía cabe o no en la Constitución habría que plantearse si cabe semejante desprecio.

¿Moraleja?

Lo que está pidiendo Puigdemont es que el Gobierno le deje saltarse la Constitución.