Cuesta creer que la persona que dijo que debería expulsarse a la gente que llega en barcazas, repatriarla, y luego hundir los barcos que los rescataron, que agitó el sentimiento anti-inmigración para ganar elecciones, sea la que esté inspirando la nueva política antiinmigración de la Unión Europea. Hace no tanto que escandalizaba la visión de Meloni hacia la inmigración. Ahora buena parte de Europa le copia sus recetas. Hace no tanto se decía que Bruselas frenaría las propuestas más extremas de Meloni, las que más escandalizan a las organizaciones de derechos humanos, ahora Ursula Von der Layen las pone de ejemplo.
La presidenta de la Comisión Europea ha pedido que se exploren “centros de retorno” fuera de la Unión Europea para inmigrantes irregulares y solicitantes de asilo. Centros de retorno es el eufemismo de cárceles o campos de concentración en países como Albania donde recluir hombres, solo hombres, y solo en función del país en el que han nacido a la espera de una regularización o una deportación que puede no llegar nunca. Porque no está claro si luego los países de origen los aceptarán. Un limbo extracomunitario que, según las asociaciones de derechos humanos, viola el derecho internacional. Según la nueva Comisión Europea, es un ejemplo creativo a explorar.
¿Pero a explorar para qué? No está demostrado que esta medida funcione para frenar la inmigración. Sí sabemos que es muy cara y popular en las urnas.
Los inmigrantes irregulares y solicitantes de asilo que llegaron a Europa el año pasado son menos de un tercio del millón que llegaron en 2015. No está aumentando la inmigración, pero sí el rédito político de las medidas antiinmigración.
El lunes por la noche 16 hombres (10 bangladesíes y seis egipcios) que habían llegado a Italia desde Libia, y que fueron rescatados el domingo en aguas internacionales por la guardia costera italiana, iban camino de Albania en barco. Los primeros de este experimento. Solo 16. Un ejercicio tiene mucho de propaganda. Y eso es lo más inquietante. Cómo está cambiando Europa para que deportar gente sin garantías, en vez de escandalizar, ahora resulte inspirador.
¿Moraleja?
Meloni crea una especie de Guantánamo italiano mientras Europa parece olvidar los derechos humanos.