Bueno, pues ya está. ¿No queríamos que el presidente fuera al Congreso a dar explicaciones sobre los planes de España en Defensa? Pues ya compareció el presidente. Ya está. Ya sabemos… Espera. Que no sabemos. Que seguimos igual. Seis horas hablando y ninguna certeza. Bueno, sí. Que el Gobierno no tiene ningún plan o que, si lo tenemos, se nos oculta en la sede de la soberanía popular. Qué pérdida de tiempo, que diría Pilar Alegría.
Al presidente Sánchez se le veía incómodo ayer. No debe de ser fácil tener que pactar un aumento de gasto en defensa cuando tienes de socios a Otegui y Puigdemont. Uno sabe de armas, el otro, además de experiencia en fugas, ha tenido contactos con el Kremlin. Que, oye, nunca se sabe.
Sumar es contrario a permanecer en la OTAN y Podemos, por su parte, aboga por el desarme. Seguro que como técnica de disuasión a Putin esta le encanta. A los polacos no creo. Qué mejor que deshacernos de todas las armas. Así a Rusia no le harán ni falta las suyas si quiere invadir otro país.
Aunque la sesión de ayer en el Congreso sí deja algunas certezas. Como que Sánchez está incómodo con el aumento en gasto en armas y su falta de apoyos en el Congreso pero cómodo lanzándole puyas a Feijóo. En vez de de un pacto de Estado, habló del “pacto del Ventorro”. Muy solemne no quedó.
Y Feijóo, por su parte, admite la necesidad de un pacto de Estado de defensa pero rechaza apoyar a este Gobierno. A Sánchez le incomoda tanto pedir apoyo al PPcomo al PP dárselo. Así que ambos encantados con no tenerse que pronunciarse votando en el Congreso. Y eso que en el fondo de la cuestión, en aumentar el gasto en defensa, están de acuerdo.
Por no saber, Sánchez no lo explicó, no sabemos ni cuándo ni cómo llevará a cabo el gasto. Ni siquiera el cuánto quedó claro. De momento, dijo ayer el presidente, “todo son especulaciones”. Y tanto.
¿Moraleja?
Por mucho que estos tiempos sean extraordinarios, en el Congreso todo sigue de lo más ordinario.