LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "Para normalizar la situación en Cataluña está volviendo anormal todo lo demás"

Marta García Aller reflexiona sobre lo complicado que le está siendo al presidente Sánchez convencer a los ciudadanos de los beneficios de la amnistía a los independentistas.

Marta García Aller

Madrid | 05.12.2023 07:54

No lo tiene fácil el presidente Sánchez para convencer al país, ni siquiera a sus votantes, de que la amnistía va a merecer la pena. A juzgar por lo que dicen las encuestas ni siquiera los votantes socialistas están convencidos de que sea buena idea. Y a juzgar por cómo lo justifica el presidente, tampoco él está muy convencido.

Si no, no habría hecho la comparación tan desafortunada que le escuchamos ayer. Cuanto menos claro se tiene algo, más se fuerzan las metáforas. Andar comparando las reuniones con Junts en Suiza con las que hacía Aznar con ETA es un desatino monumental. ¿No anda el PSOE acusando siempre al PP, y a menudo con razón, de que cuando se queda sin argumentos mete ETA con calzador en el argumentario? Pues ahora es el propio Sánchez el que compara reunirse con un partido democrático con reunirse con la banda terrorista.

Los de Puigdemont deberían ser los más ofendidos. Sin embargo, en Junts están encantados con esas reuniones. Dicen que los socialistas están cumpliendo al ‘milímetro’, eso han dicho, al milímetro, el acuerdo firmado en Bruselas que hizo posible la investidura. Y ese acuerdo no solo hablaba de amnistía. Hablaba también de referéndum, de que se cedería la recaudación de impuestos a la Generalitat y que todo se haría a ojos de un verificador internacional. Y ahí está el salvadoreño experto en derechos humanos, que medió también en Tayikistán, supervisando las negociaciones de dos partidos españoles en Ginebra.

Normal que le cueste al presidente explicar todo esto porque no hay quien lo entienda. Para normalizar la situación en Cataluña está volviendo anormal todo lo demás. Por eso la mejor defensa de la amnistía que hace Sánchez es cuando no habla de ella. Cuando insiste en que merecerá la pena porque su gobierno va a subir las pensiones, el salario mínimo, la ley de paridad y no sé cuántas reformas más. Para demostrarle al electorado que la amnistía merece la pena tiene que conseguir antes que se nos olvide.

¿Moraleja?

El presidente aún se lía al explicar la amnistía, como si no supiera dónde se metía.