Este fin de Semana se ha presentado el cartel de la Semana Santa de Sevilla con mucho revuelo. Normalmente estos carteles no son noticia en el resto de España, pero esta vez el revuelo lo ha convertido en viral. Por lo visto, la imagen de un Cristo resucitado, joven, bello y cubierto con una sábana de cintura para abajo es ahora una imagen polémica.
Cuando la gente que se escandaliza porque el cuerpo de que Cristo resucitado sea un joven semidesnudo salga de Twitter y entre en una Iglesia o, qué sé yo, en un Museo, va a alucinar.
El autor es el pintor sevillano Salustiano García, que para la representación de este Cristo resucitado se inspiró en su hijo Horacio como modelo y también el recuerdo de su hermano, que falleció cuando él tenía 12 años. Recuerda la impresión que le produjo ver el cuerpo de su hermano muerto con las manos cruzadas sobre el pecho y el gesto sereno. Y de su recuerdo surge la representación del Cristo joven, metáfora de la pureza y lo bello.
Bueno, pues en menos de una hora se hizo viral. Unos lo celebran como icono gay. Otros lo censuran por la misma razón. Y lo realmente sorprendente es a cuánta gente le resulta transgresora que la imagen del Cristo resucitado sea la de un hombre joven y atractivo cubierto por un paño.
Hay incluso una asociación que se declara en defensa de la familia y la unidad de España que amenaza con llevar el cartel a los tribunales, porque cree que ofende a los católicos. Lo acusa de delito de odio y atentar contra los sentimientos religiosos. Lo ven demasiado poco hombre, dicen, afeminado, ¡si parece depilado!, se quejan otros viendo una herejía en la falta de vello.
Y a lo mejor lo que es constitutivo de odio es considerar lo afeminado una ofensa. Si la demanda del cartel de la Semana Santa de Sevilla prosperase ya pueden luego irse a denunciar el Quattrocento.
¿Moraleja?
Si te ofende un Cristo semidesnudo al estilo del Renacimiento italiano, mejor no visites los Museos vaticanos.