LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: Qatar subcontrata aficionados que le aplaudan

Marta García Aller insiste en destacar la vergüenza que supone la celebración del Mundial de Fútbol en Qatar, país que ha tenido que contratar a aficionados de todos los países para que asistan a los partidos.

Marta García Aller

Madrid | 15.11.2022 08:50

A cinco días de que empiece el Mundial de Qatar, escasean los aficionados extranjeros que se han animado a viajar a un país en el que no se puede beber alcohol, llevar escote ni pantalón corto, decir palabrotas, tener sexo fuera del matrimonio (y si es un matrimonio del mismo sexo ni eso), ni hacer fotos en según qué sitios. Tardaría menos la organización en repartir octavillas con lo que sí es legal que con lo que está prohibido en la dictadura qatarí.

Ante la escasez de hinchadas extranjeras que vayan creando ambiente, la organización del Mundial ha encontrado una solución. De pago, claro, como todo lo demás. Ha puesto a aficionados locales, disfrazados de forofos de los distintos países, a animar las calles de Doha: Esta afición de pega lo mismo se pasea vestida con la roja y agitando la bandera española que con la albiceleste animando a argentina. Algunos hasta llevan bufandas. En el desierto.

Para asegurarse que todos los equipos van a contar con aficiones de sus países respectivos, unos que se sepan las canciones de verdad o por lo menos hablen el idioma del país al que animan, la organización del Mundial financia el viaje, el alojamiento y las entradas de medio centenar de aficionados de cada país de que participa. Será por dinero.

Cuenta el New York Times que Qatar ha contratado aficionados de los 32 países, forofos de importación, para animar a sus equipos y alabar la organización qatarí y chivarse, de paso, de cualquier comentario ofensivo que vean entre aficionados de verdad, que alguno habrá.

Es la primera vez que un país anfitrión paga para que asistan al Mundial grupos de aficionados de todas las naciones que compiten. Es también la primera vez que van a jugarse los partidos en estadios en los que sabemos que han muerto miles de los trabajadores que los construían en condiciones de esclavitud.No es la primera vez que la FIFA mira para otro lado en tema de derechos humanos. Pero esta vez se les ha ido tanto la hipocresía de las manos que hasta tienen que subcontratar quién les aplauda.

¿Moraleja?

Hay que insistir en la vergüenza de celebrar el Mundial en Qatar para quitarles las ganas la próxima vez que una dictadura sangrienta lo quiera comprar.